En Villel de Mesa, situado en la comarca de Molina de Aragón, y donde la DANA causó importantes estragos, su alcalde, Pedro Lozano, no está de acuerdo con que su pueblo no haya sido declarado zona catastrófica y va a remitir un escrito al Gobierno central para insistir en que se tome en consideración la decisión ya que, su municipio, donde viven en invierno unos 180 habitantes y situado en la España menos poblada, se puede ver muy afectado si no recibe la ayuda que necesita para tratar de volver a la normalidad lo antes posible.
Es cierto que no han sufrido daños personales. Sin embargo, los daños materiales que causó la DANA son "cuantiosos".
Lleva de alcalde más de cuatro décadas y en su pueblo hay bastante población envejecida y tras esta "desgracia" y sin ayudas por las "numerosas pérdidas materiales" registradas, en poco tiempo, los mayores que quedan o que pasan largas temporadas en el pueblo, podrían marcharse.
Así de claro se ha mostrado Lozano, regidor de una pequeña localidad de la España despoblada donde el temporal ha generado "miles de euros" en pérdidas que ahora se están cuantificando, sin que por el momento se contemplen las mismas ayudas para este pueblo de la España vaciada que para otros de comarcas más habitadas, dice.
"Yo me debo a mis vecinos, y si ahora no me ayudan, me iré a mi casa. No quiero hacer más la risa", remarca mientras apostilla que "las migajas se las comen los gatos, pero no llegan a las personas", completamente convencido de que su pueblo debería estar incluido entre las localidades declaradas como zona catastrófica.
"Somos un pueblo pequeñito pero hemos sido tan afectados como otros de mayor población y no entendemos que no se declare zona catastrófica", abunda este regidor, muy afectado por lo ocurrido y por la tremenda burocracia que hay siempre detrás de todo esto. "Es el veneno que tenemos", incide a la par que señala que como no les ayuden más, Villel de Mesa será una zona despoblada más y los pocos que quedan o que van, no regresarán.
Con respecto a las ayudas provenientes del Gobierno regional, Lozano espera que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, "se vuelque" con su pueblo. Agradece las ya anunciadas, pero demanda más apoyo del Gobierno central.
Para este alcalde, independientemente de la ideología por la que se presentara al cargo, su pueblo es su prioridad por encima de todo. Y tras esta tragedia y ante "el desastre" que causó un temporal que se llevó la vida de cientos de personas en Valencia y Castilla-La Mancha, insiste en que en su municipio se han anegado de lodo y agua cerca una cuarentena de casas, hubo daños importantes en la farmacia, el bar y la tienda, así como en los bajos del Ayuntamiento, en naves, maquinaria y en cientos de hectáreas de tierra.
"El bar para un pueblo de estos es esencial porque es ahí donde se reúne la gente. Hay muchas casas que se han quedado sin calefacción y ya veremos cuándo pueden ponerla, y la farmacia está también destrozada".
Asegura que han sufrido "miles de euros en pérdidas" con calderas de calefacción destrozadas, electrodomésticos anegados, muebles perdidos, gran parte de las medicinas de la farmacia también, así como bebidas, comida y daños en las propias dependencias privadas y municipales, donde el agua ha asolado todo lo que veía a su paso.
"Hay muchos daños en todos los sitios", señala este regidor a La Tribuna, remarcando que, además, y también importante, el pueblo ha perdido uno de los pocos alicientes que tenían, el bar en el que se reunían; además, la farmacia se instala temporalmente en la sala de espera del Consultorio Médico. Una decisión que ha adoptado este alcalde pese a que no se lo han puesto nada fácil.
Algunos vecinos ya han realizado las solicitudes de ayuda. Sin embargo, Lozano se muestra muy reacio tras conocer que de momento, solo se está teniendo en cuenta a los propietarios de viviendas "de primera utilidad", y pide que se incluyan también algunas que han sufrido importantes destrozos y que son segunda residencia e incluso a alguna que carece de seguro. "A estos hay que ayudarles también porque varias casas nuevas de una sola planta tienen prácticamente todo destrozado".
"Todos somos españoles. No tiene que ver nada que se primera o segunda vivienda porque, además, son vecinos que van teniendo años y vienen mucho al pueblo y si no se les ayuda, tal vez no vuelvan", declara.
Los más mayores de Villel aún recuerdan un hecho similar hace unos 80 años. Sin embargo, tal y como remarca este regidor y agricultor de profesión, entonces los bajos de las casas eran cuadras de mulas y no parte de la vivienda habitable.
Otra cuestión que preocupa muchísimo a este alcalde es la suciedad del río y la falta de soluciones para desbrozar y limpiar el cauce, convencido de que cómo no se aporte una decisión y se actúe al menos en uno de los tramos del río Mesa, esto volverá a pasar. "Lo que nos ha pasado, volverá a pasar", subraya.
Lleva toda su vida de alcalde y presume de su pueblo y de que todavía haya casi 200 habitantes en invierno y más de un millar en verano, sobre todo, teniendo en cuenta que hay pueblos en los alrededores con apenas 10, 20 o 30 personas en muchos de ellos, incluso menos en alguno.
"A mí, lo que más me preocupa es mi pueblo. Por él me dejo la vida, pero hablamos mucho de las zonas rurales y del turismo rural y ahora es cuando toca volcarse, y no dar bombo y que luego no haya platillo", concluye.