Es una problemática que los agricultores llevan acarreando desde hace mucho tiempo pero que se ha hecho especialmente patente a raíz de las intensas precipitaciones caídas en la provincia durante la pasada Semana Santa. Nos referimos a las inundaciones que sufren las tierras de cultivo cercanas a los cauces de los ríos y los arroyos cada vez que llueve con fuerza y que, en la mayoría de los casos, se producen como consecuencia de la falta de limpieza y mantenimiento de las riberas fluviales, una labor que compete a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT). Más de un centenar de agricultores de toda la geografía provincial se han visto afectados por esta situación tras la borrasca de finales de marzo y, todavía hoy, son visibles las graves consecuencias sufridas en las que son sus parcelas más fértiles por estar completamente anegadas. «Este año, debido a que ha habido más lluvias todavía, hay muchísimos casos, prácticamente en todos los ríos y arroyos de la provincia», lamenta el presidente de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG), Juan José Laso.
Precisamente, APAG hizo un llamamiento a todos los socios perjudicados para que hiciesen llegar a la organización la ubicación y número de los polígonos y parcelas inundadas con el propósito de elaborar un informe que, en breves días, hará llegar a la CHT a modo de reivindicación conjunta. «La CHT es el organismo responsable de solucionar este problema. Ella no limpia y, prácticamente, tampoco deja limpiar», denuncia Juan José Laso. «Que los ríos bajen llenos está dentro de lo normal porque ha llovido mucho, pero el problema es que los cauces, no sólo de los ríos principales sino de afluentes y arroyos, están cegados de árboles, de carrizo y eso imposibilita el libre discurrir de las aguas, que se salgan de su cauce y que busquen otro que son las parcelas cercanas de los agricultores», describe Laso. Hasta el momento, APAG lleva recogidas las reclamaciones de casi un centenar de agricultores guadalajareños, aunque «sabemos que son bastantes más los afectados, es muchísima superficie de tierra, no había visto nada igual», advierte.
Aunque las inundaciones de parcelas de labor se suceden en toda la provincia, en esta ocasión, la comarca molinesa ha sido una de las mayores damnificadas ya que ha habido desbordamientos, entre otros, del río Gallo, en Ventosa; del río Bullones, en la Vega de Arias; del río Calderón, en Lebrancón; del río Mesa, en Villel de Mesa, y de varios de sus arroyos. Otro de los cauces más afectados ha sido el río Tajuña, que quedó anegado a su paso por municipios como Cortes, Anguita, Luzaga, Abánades y, más abajo, por Romanones, Armuña de Tajuña y Aranzueque, entre otros. Tanto es así que, en estos dos últimos municipios, los agricultores con plantaciones de espárragos todavía se afana en achicar agua de las parcelas afectadas. Cabe destacar también las inundaciones producidas por el río Dulce en Matillas, Mandayona, Jodra, etc. así como las crecidas del Henares y sus afluentes (Cañamares, Aliendre, etc.) en Yunquera (donde anegó parcelas de chopos con unos dos metros de agua de profundidad), Jadraque, Castilblanco, Espinosa de Henares y Cogolludo. También hay que citar auténticas lagunas en las siembras cercanas al arroyo Valilongo sufridas en Pioz.
Miguel Torralbo, agricultor de Armuña de Tajuña, muestra una de la numerosas tierras de labor afectadas por la crecida del río Tajuña en la localidad. - Foto: Javier PozoTestimonios
«Es una tierra muy buena, pero no la podemos sembrar porque el agua sigue saliendo y está todo inundado. El que tenía pensado sembrar guisantes como yo se ha tenido que esperar y ahora estamos barajando la opción del girasol, veremos a ver. Llevamos años sufriendo esta situación y llegará un momento en que nadie va a sembrar en toda la vega», lamenta Miguel Torralbo, agricultor de Armuña de Tajuña afectado por esta problemática quien, directamente, apunta a la CHT como responsable. «Si hubiera un mantenimiento y una buena gestión del cauce de los ríos, no se llegaría a esto», afirma. Un testimonio muy similar es el que ofrece Javier Gómez, agricultor de Lebrancón, muy perjudicado por la crecida del arroyo Calderón. «Con estos encharcamientos se fastidian las cosechas, las raíces d de las plantas se pudren. Y aunque se recupere, la planta ya no coge la misma fuerza y la cosecha merma bastante», señala.
Ambos productores recuerdan cómo, antiguamente, eran los propios agricultores quienes desbrozaban las riberas de los ríos y arroyos para evitar los tapones de vegetación y sedimentos que ahora son habituales. «En el mes de septiembre, se limpiaba el carrizo que estaba seco y se quemaba. Pero desde que la CHT se hizo cargo ni limpia ni deja limpiar porque cuando da algún permiso para hacerlo es de manera superficial, con lo cual el problema no se soluciona y los ríos se siguen cegando cada vez más», dice Torralbo.
Sobre esta cuestión, el presidente de APAG corrobora que, de dos décadas para atrás, las riberas fluviales «estaban bastante limpias» tanto por los pastos del ganado, actualmente apenas inexistente, como por las labores de desbroce y quema que realizaban los agricultores. «Ahora mismo, hay tantas limitaciones y condicionantes medioambientales, que llega un momento en que a nadie se le ocurre tocar ni un carrizo», afirma. En este sentido, hace mención a la reclamación común que la organización que representa cursó a la CHT hace dos años cuando se produjo una situación parecida. «La CHT nos dijo entonces que ellos no iban a limpiar nada pero que autorizaban la limpieza pero con métodos manuales, sin maquinaria pesada. Tú me dirás un río o un cauce cómo lo limpias a mano en esta época, ¿con un azadón, con una hoz?Es imposible. Vamos a ver ahora lo que nos contesta y las acciones que toma», señala Laso al tiempo que acusa a este organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica de una «completa dejación de funciones». «Volvemos a instar a la CHT a cumplir con la obligación de mantener limpios los cauces de los ríos y arroyos que están bajo su jurisdicción para prevenir o, al menos, minimizar los efectos de unas crecidas que están provocando cuantiosas pérdidas a los agricultores afectados», resume el presidente de APAG.
En lo que respecta a las posibles indemnizaciones, Laso explica que suelen estar cubiertas para los agricultores con agroseguro. «Espero que los afectados den parte y que los peritos empiecen pronto a evaluar los daños». Por último, lamenta que esta problemática haya enturbiado «la buena cosecha» que se espera esta temporada en la provincia ya que «las parcelas anegadas, se quedan a cero».
Preguntadas por esta cuestión, fuentes de la CHT aluden a « la gestión de los desembalses en la presa de Tajera» como el origen de las inundaciones de las parcelas agrícolas ubicadas en el margen del río Tajuña. «Dado que el nivel de agua en la presa ya estaba al límite, se iba desembalsando el agua. La gestión de la avenida en la presa de La Tajera fue la correcta y se laminaron sus efectos. Sin embargo, nada puede evitar que el caudal del río aumente cuando llueve tanto y el agua de escorrentía acabe en el cauce», explican.
También en los núcleos urbanos
El desbordamiento de los ríos y arroyos cuando se producen intensas precipitaciones como consecuencia principal de la falta de limpieza y desbroce de los cauces no es una cuestión que perjudique solamente a los agricultores con parcelas de labor aledañas. Esta situación también es un caballo de batalla de muchos ayuntamientos de la provincia debido a que las crecidas fluviales también afectan a calles, caminos o parajes ubicados en suelo urbano. En este contexto se enmarca el convenio de colaboración que la Diputación firmará próximamente con la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y que fue aprobado en Pleno el pasado mes de noviembre. «Tuvimos una reunión con el presidente de la CHT en la que le expusimos la falta de capacidad económica y de medios, tanto de personal como de maquinaria, que tienen los pequeños ayuntamientos para mantener en buen estado el cauce de los ríos que pasan por los cascos urbanos, una demanda que nos han trasladado muchos alcaldes», indica el diputado provincial de Infraestructuras, David Pardo. A raíz de este encuentro, ambas instituciones acordaron establecer un convenio de colaboración –con vigencia hasta finales de 2024 prorrogable dos años– dotado con 1.250.000 euros, de los que la Diputación aporta el 80% (un millón de euros) y la CHT el 20% restante (250.000 euros). «El convenio fue enviado a la CHT y estamos a expensas de su visto bueno para proceder a la firma y ponerlo en marcha», indica Pardo.
Según explica el diputado provincial, en el caso de los tramos urbanos, la limpieza de de los cauces hidráulicos de dominio público «es competencia de los ayuntamientos». No obstante, aparte de llevar a cabo las actuaciones que se consideren necesarias para garantizar el libre circular de las aguas en superficie urbana, este convenio además recoge «posibles intervenciones en los situados fuera del ámbito urbano, cuya competencia corresponde a la CHT, así como tramos de cauces afectados por la Red Provincial de Carreteras de la Diputación». En base a lo establecido en este documento «la CHT será la entidad encargada de desarrollar las actuaciones de conservación, mantenimiento y protección del dominio público hidráulico en municipios de Guadalajara, elaborando las memorias técnicas necesarias y gestionando la contratación de las obras, además de asumir la dirección facultativa de las mismas». »Habrá una Comisión Mixta que se reunirá al menos una vez por trimestre y que se encargará de seleccionar y supervisar las actuaciones que se consideren necesarias y sus costes», detalla Pardo.
Precisamente, el grupo popular en Diputación lamentaba los daños producidos por este motivo en los cascos urbanos de localidades como Abánanes, Aragosa o Luzaga, solicitando la implicación de la CHT. «Surge la discrepancia de quién es el competente de limpiar los cauces en zonas urbana porque la CHT se arroga la titularidad de los cauces, pero luego son los ayuntamientos los que tienen que limpiarlos y pedir autorización», señala el portavoz del PP en la institución provincial, Román García. Por ello, desde el grupo popular se muestran «favorables» al convenio que rubricará la Diputación y la CHT porque «es un problema real que tienen los pequeños ayuntamientos y necesitan ayuda». Sin embargo, opinan que la contribución económica de la CHTal mismo es «muy baja» en proporción con la cantidad que aporta la Diputación. Además, los populares advierten que no es suficiente con la limpieza de los cauces fluviales urbanos. «Está muy bien que se limpien los cauces de los ríos que pasan por los municipios, pero de donde vienen los arrastres es de los tramos anteriores, de las zonas rústicas donde se han anegado tantas parcelas de labor y ahí es necesario que actúe la Confederación», señala García.