Hace pocas semanas, a finales de enero, el Ayuntamiento de Guadalajara firmaba un convenio de colaboración con una de las hijas del artista Francisco Sobrino, Celia en representación también de sus otros dos hermanos, Delia y Daniel, para garantizar que la obra y el legado del escultor guadalajareño se mantenga en el espacio que lleva su nombre en la capital. Un acuerdo que estaba pendiente de firmarse en formato de convenio desde el año 2008, cuando, en forma de protocolo, empezó a trazarse la idea, con el propio artista, de dedicar un espacio museístico al que es uno de los principales representantes del arte geométrico en España.
Precisamente, el Museo Francisco Sobrino cumple en este 2025 su décimo aniversario. A lo largo de este tiempo, se ha convertido en un lugar de referencia para la ciudad porque aquí se concentra buena parte de la actividad cultural al acoger tanto las obras de Francisco Sobrino que están presentes en su colección permanente, como las exposiciones de arte moderno o contemporáneo que pueden verse habitualmente en la sala de exposiciones temporales o audiovisuales.
Pero antes de ser un museo, en este emplazamiento de la Cuesta del Matadero, hubo otro espacio representativo desde finales del siglo XIX como era el Matadero Municipal, que puede que históricamente haya tenido su sede en esta zona desde la Edad Media por los restos óseos encontrados cuando se decide levantar un edificio de estas características, una obra para la cual fue necesario expropiar parte de la Huerta del Carmen. El proyecto de este espacio es obra del arquitecto municipal Mariano Medarde, y se ejecutó dentro de un plan de mejoras y equipamiento urbano en el que se incluyó también la construcción de dos lavaderos públicos, y la ampliación del Cementerio Municipal. El 17 de enero de 1883, Medarde de la Fuente firmó el proyecto con un presupuesto inicial de 52.938,41 pesetas. La propuesta suponía la construcción de dos naves para sacrificio del ganado vacuno y porcino, y el acondicionamiento de otra existente para el lanar. En años posteriores, se realizaron distintas reparaciones y pequeñas ampliaciones de las instalaciones que se llevaron a cabo hasta 1939.
Cuando en los años 80 del siglo XX, el matadero se traslada a unas modernas instalaciones de la calle Méjico del polígono del Balconcillo, esta nave se utiliza durante unos años como sede del Parque de Bomberos, hasta su traslado al actual junto a la estación de autobuses, y después como almacenes y talleres de las brigadas municipales.
Durante unos años, llega a estar abandonado hasta que se inicia esta obra de rehabilitación y recuperación que lo convertirá en museo para la ciudad.
El Museo Sobrino está dedicado a la obra del artista local Francisco Sobrino que es uno de los máximos representantes del arte visual y fundador del 'Groupe de Recherche d'Art Visuel', GRAV (Grupo de Investigación del Arte Visual).
En diciembre de 2008, el mismo Francisco Sobrino y el alcalde, Antonio Román, firmaron un protocolo en el que ya se acuerda que la fundación del Museo Francisco Sobrino se realice en el histórico Matadero Municipal de Guadalajara. Por desgracia, el artista no llegará a ver finalizada la obra ya que fallece el 10 de mayo de 2014 en la localidad francesa de Bernay, y no será hasta el 30 de marzo de 2015 cuando abra sus puertas al público el Museo Francisco Sobrino.