Nunca antes el ser humano moderno había vivido en un planeta tan cálido como el año pasado. En 2024 se superó hasta en 1,5 grados el nivel de calentamiento de la Tierra por encima de la época preindustrial -a mediados del siglo XVIII-, según los datos publicados esta semana por la agencia europea Copernicus. Un umbral, que de seguir a este ritmo el planeta azul se encontraría a medio camino de quedarse sin hielo en ambos polos.
La NASA corrobora los registros europeos y va más allá. Según sus análisis, la Tierra podría alcanzar en solo 150 años el calor que había en el Plioceno -entre hace 2,5 y 5,3 millones de años-, es decir, climas muy cálidos y uniformes con temperaturas de hasta tres grados por encima, lo que supondría un deshielo generalizado.
Los expertos consideran que rebasar como sucedió el año pasado el valor récord de los 1,5 grados durante la mayor parte del ejercicio significa adentrarse en un período que puede suponen efectos dramáticos para el planeta, declara Naciones Unidas, como una intensificación de las olas de calor, más lluvias torrenciales o elevaciones del nivel del mar. Ante este nuevo panorama, la ONU pide limitar el calentamiento global en la medida de lo posible y con carácter urgente.
«El Acuerdo de París sobre el cambio climático establece esfuerzos para permanecer por debajo de 1,5 grados a largo plazo. Para ponerlo en perspectiva, las temperaturas durante los períodos cálidos en la Tierra hace tres millones de años, cuando los niveles del mar eran decenas de pies más altos que hoy, fueron solo alrededor de tres grados más cálidas que los niveles preindustriales», anota Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
Y recuerda que el nivel del océano en el Plioceno se encontraba entonces 25 metros por encima del actual debido precisamente a la descongelación de los polos, por lo que una situación similar en un futuro a medio plazo podría llevar ya no solo que haya zonas del planeta inhabitables por el calor sino la desaparición de parte de la tierra firme.
En este sentido, los científicos han llegado a la conclusión de que la tendencia al calentamiento de las últimas décadas se debe al dióxido de carbono, el metano y otros gases de efecto invernadero que atrapan el calor. En 2022 y 2023, la Tierra experimentó aumentos récord en estas emisiones de los combustibles fósiles, según un análisis internacional reciente. La concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado desde los niveles preindustriales de aproximadamente 278 partes por millón a unas 420 partes por millón en la actualidad.
Además, las temperaturas de años individuales pueden verse influenciadas por fluctuaciones climáticas naturales como El Niño y La Niña, que alternativamente calientan y enfrían el océano Pacífico tropical. De hecho, el fuerte El Niño que comenzó en el otoño de 2023 ayudó a impulsar las temperaturas globales por encima de los récords anteriores.
Tendencia alcista
A este ritmo, el aumento de la temperatura que comenzó en 2023 siguió superando las expectativas en 2024, anota Schmidt, a pesar de que El Niño tendió a disminuir. En este sentido, los investigadores están trabajando para identificar los posibles factores que podrían haber contribuido a esa anomalía, incluidos los posibles impactos climáticos de la erupción del volcán submarino Tonga en enero de 2022 -que puede alterar el clima de la Tierra durante los próximos cinco años-.
«No todos los años se batirán récords, pero la tendencia a largo plazo es clara y alcista», anota Schmidt. «Ya estamos viendo el impacto en las lluvias extremas, las olas de calor y el aumento del riesgo de inundaciones, que seguirán empeorando mientras continúen las emisiones».
En consecuencia, superar este umbral climático de 1,5 grados una vez no implica romper con el Acuerdo de París, con el que la comunidad internacional se comprometió a mantener el planeta lo más cerca de este límite y evitar que el aumento se alzase sobre los dos grados, ya que se necesitan 20 años de temperaturas por encima del ese nivel para considerarlo traspasado de forma estable. Sin embargo, que ya haya pasado una vez da una muestra de hacia dónde se encamina el planeta. Y alerta Copernicus: «Las temperaturas globales están aumentando más allá de lo que los humanos modernos han experimentado jamás».
En realidad, no solo la corteza terrestre alcanzó valores récord en 2024. Ha ocurrido en los océanos, y no solo en la superficie sino también en los 2.000 metros superiores, así lo certificó un equipo internacional de investigadores liderados por EEUU, China y Europa, que demostró que el año pasado se batió una nueva marca de calor en los mares de todo el planeta, con 21,07 grados en superficie.
El aumento de la temperatura del agua implica a su vez una mayor evaporación y un grado superior de vapor en la atmósfera, lo que provoca lluvias más intensas, ciclones y una sensación en el ser humano de cargante humedad. Solo entre todos, aseveran los científicos, podremos dejar un planeta más habitable a las generaciones futuras.