Editorial

La necesaria independencia del gobernador del Banco de España

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Con la elección de José Luis Escrivá como gobernador, Pedro Sánchez demuestra que le importa poco dilapidar de golpe y dedazo la reputación de imparcialidad que se ha labrado el Banco de España. De ministro a controlador de la política monetaria en una de las pocas instituciones inmaculadas y ajenas a la injerencia política que quedaban. El presidente del Gobierno se contradice en cada nueva decisión y vuelve a pisotear sin rubor sus promesas de regeneración. Las puertas giratorias se acabaron, decía en la oposición, y ahora podría poner una fábrica. La oposición y la mayoría de socios parlamentarios siguen epatados al ver doblegada toda apariencia tangible de independencia. Con el nombramiento de Escrivá en sustitución de Pablo Hernández de Cos, sin pasado político y que deja el organismo con una trayectoria irreprochable, salta por los aires el consenso político que hasta ahora hubo en la elección de gobernador y subgobernador.

Escrivá es un candidato con un excelente currículum a la par que con una neutralidad más que en entredicho. Nadie discute su formación y conocimientos técnicos. Ha ejercido prolongados y reconocidos liderazgos en el BCE, BBVA y la AIReF hasta que fue llamado a filas por Sánchez para ponerse primero al frente de la Seguridad Social y la política de pensiones y, el último año, para liderar la Transformación Digital y Función Pública, ministerio creado ad hoc como último trampolín a la que ha sido su postrera aspiración. Posee la mayor capacitación, pero su defensa radical de las políticas de Sánchez en los últimos tiempos hace que su designación sea tan inapropiada. Sería un acto de fe ciega creer lo que diga o pronostique un Banco de España tan indisimuladamente próximo a Moncloa y hay quien advierte del riesgo de que convierta los informes y proyecciones en un nuevo instrumento de propaganda tal cual sucede con los sondeos del CIS. El propio Escrivá parece no ser consciente de que su prestigio se pone en tela de juicio. Cómo sorteará conflictos de interés saltando del Consejo de Ministros a supervisar las cuentas del Estado. Qué valoración hará el nuevo gobernador sobre la reforma de las pensiones del exministro. El efecto de desconfianza en el mundo de la gestión monetaria y de bancos centrales es grave.

Pese a las advertencias y dudas de las últimas semanas desde todos los ámbitos, Sánchez ha mantenido la imposición de Escrivá. El presidente no ha querido rectificar, ni negociar para encontrar un profesional con reconocimiento y galones suficientes para ocupar el cargo que concitara el respaldo de la oposición y el mundo económico. Al contrario, ahonda en la degradación institucional y rompe los breves pactos de despolitización entre PSOE y PP, que han tenido su epílogo en la renovación de la presidencia del CGPJ. Sanchismo en estado puro.