En Toledo disponemos de un recurso fabuloso: la Escuela Universitaria de Arquitectura que debiera actuar no solo como un enclave formativo, sino también como un laboratorio de ideas para la ciudad, un centro de ensayo e investigación sobre las construcciones del pasado, su adaptación a los tiempos actuales y la incorporación de las nuevas tendencias arquitectónicas que puedan integrarse en el centro histórico y transformar la pesadez anodina de los barrios actuales. Los barrios tienen que ser algo más que una sucesión de bloques de viviendas todas iguales con carreteras, en lugar de calles, para desplazarse a otros lugares.
Contundentes son las valoraciones del director de la Escuela, Juan Mera, en este diario, cuando habla de Vega Baja. Dice que nadie espere encontrar un Partenón, pero sí «una manta de restos arqueológicos que tienen que convivir en un parque natural». Subráyese el uso del vocablo "manta", empleado para definir Vega Baja. Una acumulación de restos que nos descubrirán las vidas de pueblos y gentes anteriores a nosotros. Puede parecer poco, pero es todo. Es una parte de la historia que debe ser conocida no por la instrumentalización ideologica de sus legados, sino por sus vestigios materiales. Y todo encuadrado en el proyecto de un parque natural, que es una unidad urbanística poco o nada contemplada en los planes de la ciudad. Sabemos que el urbanismo actual es algo más que calificaciones de suelo para la construcción. Cuentan los barrios y en su interior la naturaleza como agente de calidad de vida y como beneficio para la salud de los habitantes. En esa visión de los barrios debe incluirse la rehabilitación de infraestructuras, mobiliarios y viviendas, a ser posible, con una intencionalidad estética y funcional, porque la ciudad y sus barrios son algo más que lugares para dormir. En la misma línea cuando Juan Mera habla de la ocurrencia de construir la Ciudad del Cine en Polvorines lo considera un error. Una valoración que coincide con la del profesor Zarate, también en este diario, cuando expresa que sería un 'Proyecto Explosivo' que no apoyaría la UE. Así que de lo que se trata es de aprovechar los recursos de los que se dispone y no usarlos como coartadas para las ocurrencias de cualquier alcalde o concejal de turno.