Hace un año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejó vacante durante cinco días la sede del Ejecutivo, La Moncloa. Lo hizo a través de una carta a la ciudadanía en la que afirmaba que necesitaba "parar y reflexionar" para responderse a la pregunta de si "merece la pena todo esto", después de que su esposa Begoña Gómez, fuera objeto de una denuncia sobre supuestos delitos, por los que está siendo investigada por un juzgado de Madrid. Sánchez, que se declaró profundamente enamorado de su mujer, consideró que el ataque judicial contra su esposa era el último paso de una campaña de acoso y derribo para destruirle personal y políticamente.
La insólita decisión del presidente del Gobierno concluyó al cabo de cinco días con una visita no menos insólita al rey Felipe VI para anunciarle su continuidad en el cargo. El silencio público que mantuvo durante esas jornadas contribuyó a que se desataran todo tipo de especulaciones sobre su futuro y sobre su sucesión al frente del Gobierno y del PSOE. En su partido respiraron aliviados porque comprobaron que carecían de un relevo de suficiente peso para hacerse cargo de la organización y las manifestaciones para que siguiera le animaron a continuar -además del consejo de su mujer-, mientras que la oposición no ha cesado de deslegitimar su inquilinato de La Moncloa.
Sánchez volvió de sus cinco días de reflexión con un proyecto para luchar contra lo que Umberto Eco denominó "la máquina del fango" que se utiliza para "deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas". Un plan que denominó de "regeneración democrática" para defender la democracia de la desinformación y los bulos, cuyo desarrollo se tomó con calma para presentarlo cinco meses después, y que se concretó, de manera especial, en iniciativas para conocer el accionariado de los medios de comunicación y su financiación, sobre todo a través de la publicidad institucional, que pretende limitar para los medios digitales que producen más ruido que noticias.
Un año después de su paréntesis, Begoña Gómez sigue investigada por cuatro presuntos delitos sin que el juez Juan Carlos Peinado haya encontrado pruebas concluyentes sobre ellos; el PSOE sigue sin atisbar quien puede ser el remplazo de Sánchez al frente del PSOE cuando deba abordar su sucesión; la política nacional no ha dejado de estar enfangada; las propuestas de regeneración se interpretan como intentos de limitar la libertad de expresión y de controlar la acción de la justicia, y la oposición de PP y Vox mantiene la presión deslegitimadora y no cesa de pedir un adelanto electoral que choca contra la voluntad de Sánchez de acabar la legislatura y de gobernar sin el concurso del Congreso.
La debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez le impide avanzar en la mayoría de la treintena de medidas que pretende impulsar para la regeneración democrática, lo que para el PP supone el verdadero déficit democrático existente, y que impide que incluso algunas de las que hacen referencia a la mejora de la transparencia y la información gubernamental tampoco se puedan poner en marcha.