Jesús Recuero Alcolea (La Olmeda de Jadraque, 1946) –'Donje' para la mayoría de sus amigos y feligreses–, es uno de los sacerdotes más carismáticos que existen en la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Comenzó su labor pastoral en diferentes pueblos de la provincia y, desde 1996 y hasta la fecha, está al frente de la iglesia de San Antonio de Padua de la capital, donde se siente «como pez en el agua» debido al carácter cercano y renovador que siempre ha caracterizado a esta parroquia, actualmente, inmersa en la conmemoración del 50 aniversario de su fundación.
¿Qué cree que caracteriza a la parroquia de San Antonio de Padua?
La primera religiosa que estuvo colaborando en esta parroquia con el primer sacerdote que hubo y que ya murió, don José María León Acha, lo dijo hace unos días durante un acto que tuvimos y coincido plenamente con sus palabras. Dijo que los dos rasgos característicos que la parroquia de San Antonio ha mantenido en su medio siglo de vida son innovación y creatividad. Cuando estaba de cura por los pueblos, a mí ya me sonaba lo que aquí estaba sucediendo: una parroquia nueva, joven, en la zona de expansión de la ciudad, con multitud de niños y adolescentes, con gente de todos los colores, clases, partidos... Y cuando llegué, efectivamente, me encontré con una parroquia muy innovadora y muy creativa. Como justamente esos dos adjetivos de alguna manera me definen a mí, pues me sentí desde el principio como pez en el agua.
¿Le gustaría seguir más tiempo?
Pues casi he terminado mi ciclo. Por edad, al cumplir los 75, ya presenté mi carta de dimisión al anterior Obispo. Me dijo que no me iba a cambiar y que cuando llegara su sucesor, que ya vería él lo que era oportuno. Y cuando vino don Julián me dijo que, de momento, estaba bien donde estaba porque había tareas inmediatas que hacer, en referencia a las Bodas de Oro. Así que, por ahora, aquí continúo. Mi jubilación todavía no me la he plantado.
El sacerdote guadalajareño y párroco de San Antonio de Padua, Jesús Recuero Alcolea. - Foto: Javier Pozo¿Qué actos se han organizado por este importante aniversario?
Todos los actos organizados los hemos titulado bajo el epígrafe 'Los13 meses de San Antonio', evocando una devoción popular que a la gente mayor le suena mucho que son los famosos 13 martes. Nosotros hemos cambiado martes por meses. Desde el pasado 24 de agosto, que fue el día exacto en el que se firmó el decreto de fundación de la parroquia, hasta el 24 de agosto de 2025, tenemos un evento cada mes. Hemos tratado de que sean muy diferentes. El primero fue el pasado 24 de agosto y a la gente le sorprendió mucho. Esta parroquia comenzó a funcionar en los bajos de un bar, el famoso Baraka, que continúa siendo un bar aunque ha ido cambiando de nombre. Acordamos irnos allí a tomar unas cervezas para rememorar aquel momento y fue una velada preciosa en la que incluso vino una persona de más de 90 años, de los pocos que quedan de entonces. Desde ese pequeño y escondido acto a las diez de la noche hasta ahora, hemos tenido la presencia de la televisión y del Obispo, que presidió las inauguración oficial de este Año Jubilar en el acto correspondiente a octubre. También tuvimos la inauguración de la exposición 'Historia de la parroquia en imágenes', que son 15 paneles donde se ve reflejada la trayectoria de la parroquia. En septiembre, hicimos la primera peregrinación a los lugares antonianos, donde nació San Antonio, y para junio haremos una segunda peregrinación a los lugares donde vivió y murió, en Padua. Entre medias, será muy interesante, por ejemplo, la actividad que vamos a tener en diciembre, una celebración nocturna conmemorativa de los 50 años de los Scouts, que comenzaron en Guadalajara aquí.
¿Cómo ha vivido esta evolución?
He hablado antes de innovación y creatividad, pero añadiría otro atributo que ha caracterizado a esta parroquia y, especialmente, el tiempo que yo llevo aquí que ha sido estar en medio del barrio, en el corazón del barrio. Es una parroquia que ni siquiera geográficamente está en una esquina, está en el centro y, alrededor de ella, se encuentran todos los feligreses. Eso hace que sea una parroquia con una percepción de la realidad donde está, de conocer mucho lo que pasa a su alrededor, de callejear, de patearse el barrio, de estar metida en todos los rincones y en todas las historias. Abren un bar o una peluquería, pues hay que ir a visitarlos para decirles que somos sus vecinos. Esta parroquia se hace presente no por un afán de proselitismo sino de vecindad. Eso lo que quiere decir es que, según ha ido detectando las necesidades de su barrio, la parroquia ha ido ofreciendo.
¿Puede poner algún ejemplo?
Quizá mucha gente no sabe que en los salones de esta parroquia, durante cinco años, se puso en marcha la primera guardería infantil de Guadalajara en los años 70, cuando había multitud de niños en el barrio. Luego fueron surgiendo otras guarderías en la ciudad y se cerró porque la parroquia nunca ha pretendido competir con nadie ni con nada sino siempre estar en la tarea y función que le corresponde a una parroquia. San Antonio también se ha caracterizado mucho por determinadas acciones sociales. Esos niños luego fueron creciendo y hacían falta catequistas preparados. Pues un sacerdote que estuvo aquí de coadjuntor, Eugenio, puso en pie las escuelas de catequesis de Guadalajara en los años 80 y surgió un plantel de catequistas impresiónente. Los jóvenes entraron en procesos de catequesis también muy innovadores porque cuando apenas se tocaban guitarras ni se permitían aplausos en ningún sitio, aquí eso era el pan nuestro de cada día. Antes de venir yo, también se fundó el primer club Castilla-Joven que aglutinó a chavales de toda Guadalajara. Esta parroquia ha congregado a gente no sólo del barrio sino de toda Guadalajara, especialmente, gente joven. Y dentro de la gente joven, los jóvenes inquietos que no acaban de encajar en sus lugares respectivos por diferentes motivos. Esos jóvenes fueron creciendo, surgieron las parejas y los enamoramientos en la multitud de encuentros y campamentos que se celebraban, y la parroquia les siguió atendiendo a través de la creación de los cursillos prematrimoniales, que también supuso una gran innovación en Guadalajara. Después, llegan unos años en los que el apostolado de los adultos se hace presente con un montón de movimientos hasta el punto de que algún obispo llegó a decir que «la parroquia de San Antonio parece el Arca de Noé». Yo le contesté de broma que sí, que aquí había de todas las especies (risas). Pero es que dentro de la Iglesia, nunca hubo, no hay ni nunca debe haber uniformismo. Para llegar a Dios, como dijo el poeta León Felipe, cada uno tiene un camino que Dios le ha señalado y cada uno tiene que ser fiel a uno mismo y al camino que Dios le ha marca. También destacaría que esta parroquia ha tenido una gran relación con eventos internacionales como la Jornadas Mundiales de la Juventud y, por tanto, se ha nutrido de otras realidades tanto de dentro como de fuera de nuestras fronteras.
El sacerdote guadalajareño y párroco de San Antonio de Padua, Jesús Recuero Alcolea. - Foto: Javier Pozo¿Cómo es ahora la comunidad parroquial de San Antonio?
Existe una realidad sociológica que no podemos olvidar y contra la que no se puede luchar. Esta parroquia comenzó abarcando a unos 10.000 habitantes, fue la más grande de toda Guadalajara. En estos momentos, estamos en los 6.000. Esas parejas que surgieron al albor de la parroquia, se casaron pero no se quedaron a vivir aquí. Entonces, la gran mayoría de nuestros jóvenes de San Antonio son ahora los matrimonios de Aguas Vivas. En estos momentos, vivimos y ocupamos las mismas casas pero en esos domicilios no viven ya cuatro o cinco personas sino que viven dos. Y casi todos tenemos más de 70 años. Apenas hay niños ni jóvenes. Entonces, no podemos soñar con un mundo que no existe, tenemos que seguir siendo la parroquia del corazón del barrio, con los ojos abiertos a la realidad que tenemos y la realidad que tenemos son ancianos y gente con discapacidades de todo tipo.
¿Cómo analiza la pérdida de vocaciones y fieles que sufre la Iglesia?
Ha bajado mucho el índice de fe. Llevamos 20 años así y no hemos tomado las medidas. No me gusta echar balones fuera. En la Iglesia, no hemos sabido estar a la altura de las circunstancias. Nos hemos enquistado en nuestra parroquia y hemos estado muy replegados hacia dentro. Nos hemos conformado, y perdón por la expresión, con misa, rosario, procesión y poco más.
¿Cree que la Iglesia no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos?
Yo no diría que no se ha adaptado a los nuevos tiempos, diría que la Iglesia no ha sido fiel a Jesucristo. Cuando ponemos a Jesucristo en el centro, inmediatamente, la gente te sigue y la prueba la tenemos en Francisco de Asís. En segundo lugar, los que estamos dentro de la Iglesia, cuanto más vivamos en profundidad el Evangelio, más capacidad tendremos de que la gente se sienta atrapada. Y, por supuesto, en tercer lugar, una actitud solidaria y samaritana, es decir, una Iglesia que tiende la mano, especialmente a los que nadie les tiende la mano.
¿Cómo se definiría a sí mismo como sacerdote?
Creo que mi sacerdocio se puede caracterizar por una fidelidad a Jesucristo y al hombre y a la mujer de hoy. Y subrayo lo de hoy.
¿Ha tenido algún referente?
Siempre digo el epitafio de un gran sacerdote que ha sido mi referencia y mi maestro y del que no solamente he aprendido muchas cosas sino que incluso las he copiado a la hora de escribir. Hablo de José Luis Martín Descalzo, un gran poeta, escritor, y columnista.
También tiene muchas aficiones...
Me gusta mucho escribir, tengo escritos más de 50 cuadernos de homilías, de poesías, de relatos, voy publicando alguna cosa. Además, me gusta mucho la música, creo que fui de los primeros curas que aprendió a tocar la guitarra, la guitarra me ha acompañado siempre. En las clases de Religión y en las catequesis, siempre he ido con mi guitarra. Y también gusta mucho pintar.