Los obispos españoles piden no olvidar a un Papa entregado

Agencias
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Con mucho dolor, la Conferencia Episcopal destaca el Pontificado de Francisco, lleno de alegría y novedades

El secretario general de la CEE, Francisco César García Magán (d), en la sede de la institución en Madrid - Foto: G. Valiente (E. Press)

La muerte del Papa Francisco, a los 88 años, generó ayer un alud de reacciones en todo el mundo, desde presidentes, monarcas, personalidades y religiosos de distintos credos, con palabras de reconocimiento y gratitud por su Pontificado de 12 años, lleno de inclusión, «novedades» y «alegría».

Así lo destacaron los obispos españoles, que, sorprendidos y «llenos de dolor» por la noticia, ensalzaron el esfuerzo del Santo Padre por abrir la Iglesia a los pobres, los excluidos y los marginados. «Desde el primer momento dijo que quería una Iglesia en salida, una Iglesia pobre y para los pobres», subrayó el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Francisco César García Magán. 

Recordando cómo el máximo Pontífice exhortó a la institución que dirigía a no olvidar «las periferias culturales, sociales, del mundo y también de cada persona», apuntó que esa pobreza a la que se refería «no era solo material, sino también espiritual».

El presidente de la Conferencia Episcopal, Luis ArgüelloEl presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello - Foto: Pablo Requejo (E.P.)En especial, García Magán subrayó el interés de Francisco por acercarse y auxiliar a los migrantes, como demostró su «anteproyecto de viaje a Canarias -que nunca pudo llegar a realizar- y su visita testimonial a Lampedusa».

En este sentido, llamó a no olvidar que Bergoglio se ha entregado «hasta el último momento en su servicio al pueblo de Dios y a todo el mundo en las últimas horas». 

De hecho, falleció apenas un día después de su última y esperada aparición en público en el tradicional Urbi et orbi impartido desde la basílica de San Pedro con motivo del Domingo de Resurrección.

Precisamente, el secretario general de la CEE expuso que ese fue su «último regalo» pese a sus problemas de salud y su visible desmejora tras su larga hospitalización el pasado mes de febrero.

«Según he escuchado, se levantó esta mañana, estaba trabajando en su apartamento en Santa Marta y se ha sentido mal», detalló García Magán sobre su deceso, que, según pudo saber, «ha sido muy rápido».

Después de expresar el «profundo dolor» de la Iglesia, el portavoz pidió «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad» una oración por su alma.

Un desconsuelo que también compartió el presidente de la CEE, Luis Argüello, quien invitó «a todos a orar y a celebrar la Eucaristía por el eterno descanso» de Francisco, si bien llamó a empezar ya a invocar al Espíritu Santo «para que regale un nuevo obispo de Roma» que la ayude a seguir siendo «un signo de comunión misionera en medio de este mundo».

El también arzobispo de Valladolid se mostró emocionado por poder experimentar la Pascua del Señor y, al mismo tiempo, «las lágrimas de la muerte con la esperanza a la que el Santo Padre ha convocado la Iglesia, especialmente en este Año Jubilar». Los católicos están «llenos del dolor por la muerte del Papa», continuó, pero también de «alegría y esperanza».

Todo ello, según señaló, «con la llamada a ser una Iglesia en salida, con la invitación a caminar juntos, porque el anuncio del Evangelio precisa ser encarnado en una dimensión social de ser un pueblo», con una especial atención a los más pobres, como hizo Francisco.

En declaraciones previas, en las que expresó su dolor personal, Argüello ya había destacado que su Papado estuvo desde siempre muy marcado por la «dimensión social».

La cercanía con los excluidos, víctimas de un mundo que atraviesa un «cambio de época» y la defensa de su dignidad, son valores del primer Pontífice «que ha venido del sur, no de una megalópolis», haciendo referencia a su nacimiento en Buenos Aires.

Un digno sucesor

En cuanto a la figura que se hará con las llaves de San Pedro, el presidente de la CEE avisó de una posible «sorpresa» en el cónclave en el que se elegirá próximamente a su sucesor.

Eso sí, pronosticó que el próximo obispo de Roma «seguirá la pauta que la Iglesia inició con Francisco», la cercanía con los más pobres, y «reforzando las líneas del Concilio Vaticano II».