Hasta finales de noviembre se pueden admirar, en el Espacio Cultural El Molino, diferentes muestras de la creatividad y el talento para las manualidades de Loly Prados.
Nacida en Manzanares (Ciudad Real), con pocos meses de vida su familia, humilde pero muy trabajadora, se afincaba en la cercana localidad de Valdepeñas. «Fue allí donde moceé», recuerda, orgullosa de sus orígenes. «Éramos siete hermanos, y mi abuelo, que vivía en casa. Mi madre no tuvo tiempo de enseñarme nada. A todos se nos echaba encima el día a día», recuerda.
Con once años, empezó a trabajar, como recadera, en un taller de costura. «Sólo mirando, aprendí corte y confección», cuenta. Cuando su profesora la vio pasear por Valdepeñas con un vestido y un pantalón hechos por ella, no podía creerlo. ¡Asombroso!, recuerda que le dijo. «Siempre he tenido mucha curiosidad e iniciativa. He aprendido todas estas manualidades y artesanía observando, preguntando y probando yo misma», explica.
A su padre lo trasladaron a Almonacid, a trabajar en la Central Nuclear, cuando ella tenía 16 años. Loly se enamoró de un almorcileño, y se casó con él a los 21 años. Fue entonces cuando empezó a tener tiempo para ella, «en la tranquilidad de mi nuevo hogar».
Así fue como empezó a ver, leer y experimentar sobre la que había sido su gran afición toda la vida: crear con sus propias manos. Y, como ella dice, «con mucho amor propio», le dio rienda suelta a toda esa creatividad que lleva dentro. Con el tiempo, llegaría a ser monitora de manualidades personas mayores, algo que le permitió descubrir y dominar nuevas técnicas, para luego transmitírselas a sus alumnos.
El resultado es una trayectoria de más de cuarenta años trabajando sobre diferentes formas y materiales que ahora, después de «desmontar» su casa, puesto que muchas de ellas forman parte de la decoración de su hogar, muestra en estos 'Creativos pasatiempos', que es el nombre que le ha dado a la muestra. En total, hay cerca de 75 piezas, de las que una treintena son cuadros de punto de cruz, una de sus especialidades.
Loly mezcla esta disciplina con otras habilidades, como sus trabajos en escayola, resina, madera o los de costura. Así, sus creaciones mixtas, como un costurero con madera pintada sobre el que ha montado, a modo de embellecedor, una pieza de punto de cruz, son algunos de los atractivos de la muestra. Pero hay mucho más: toallas rematadas con flecos de ganchillo, mantelería, bolsos, e incluso piezas que forman parte de su reciente interés por trabajar con cristales de Swarosky. Loly compra las formas geométricas de cristal, y luego las engarza, componiendo creaciones asombrosas, como broches o pulseras, pendientes y anillos. Incluso se pueden admirar también algunas hermosas piezas de época, confeccionadas en el taller de costura en el que recuperaron trajes tradicionales de Almonacid y tejieron pendones y blasones.
No es la primera vez que Loly expone en Almonacid. Su trabajo como profesora de manualidades hizo que participara en muchas otras anteriores, colectivas y también alguna individual.
La muestra está abierta los viernes, de 16,00 a 20,00 horas, el sábado, de 10,00 a 14,00 horas y de 16,00 a 20,00 horas, y el domingo, de 10,00 a 14,00 horas.