Molina de Aragón quiere ser ciudad mediadora

David López
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Es un modelo donde todas las administraciones asumen su responsabilidad de transformar la ciudad en un espacio de ciudadanía libre, responsable y solidaria, capaz de convivir en la diferencia y solucionar pacíficamente sus conflictos.

Imagen de Molina de Aragón con el castillo al fondo. - Foto: Javier Pozo

Molina de Aragón trabaja para ser una Ciudad Mediadora. Esta iniciativa, basada en la colaboración entre instituciones universitarias, administraciones públicas y entidades del tercer sector, se presenta como un modelo de cambio hacia una sociedad más inclusiva. Ofrece conocimientos, metodologías y herramientas esenciales para impulsar la transición de la coexistencia a una convivencia intercultural real.

La Fundación Cepaim presentó en Molina de Aragón los resultados obtenidos en el marco del Proyecto "Ciudades Mediadoras, un modelo de convivencia. Conocimiento, metodologías y herramientas para andar de la coexistencia a la convivencia intercultural", proyecto ejecutado durante el año 2023, financiado desde la Convocatoria de subvenciones para la realización de actividades de interés social, correspondientes a la Secretaría de Estado de Derechos Sociales del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España. «Es un paso fundamental hacia la promoción de la convivencia intercultural», dicen desde Cepaim.

El objetivo de éste fue generar un modelo metodológico innovador de Ciudades Mediadoras con los diferentes actores, aplicable a nivel estatal. Por este motivo, la fase de trabajo de campo del proyecto se desarrolló con un total de 12 grupos de discusión, en seis territorios diferentes. Uno de ellos fue Molina, donde el pasado 21 de julio de 2023 se formaron los grupos de discusión con la participación de ciudadanía y personas técnicas y profesionales de diversos ámbitos de la intervención social.

«Construir un modelo de ciudades mediadoras, donde la mediación impregne toda la ciudad. Se trata de un modelo donde todas las administraciones asumen su responsabilidad de transformar la ciudad en un espacio de una ciudadanía libre, responsable y solidaria, capaz de convivir en la diferencia, de solucionar pacíficamente sus conflictos y trabajar por "el bien común". Una ciudadanía consciente de los retos que la humanidad afronta actualmente y con conocimientos y habilidades que les permiten hacerse corresponsables de la búsqueda de soluciones que exige el momento histórico que vivimos», reconocen desde la Fundación Cepaim.

En Molina de Aragón se desarrollaron en 2023 dos mesas de trabajo: una vecinal y otra técnica. Este año se están presentando los resultados de la guía, los 13 criterios acordados para ser Ciudad Mediadora y también se está hablando con ayuntamientos y localidades para presentar el Sello de Ciudad Mediadora.

En la presentación en Molina asistieron entidades sociales de la localidad, profesorado del IES, tejido asociativo, personal de la oficina de empleo, el alcalde de la localidad y vecinos y vecinas. Ese mismo día también se mantuvo una reunión con el Ayuntamiento para presentar los 13 criterios para considerar a una localidad Ciudad Mediadora y el funcionamiento para adherirse a la red.

"Durante este año 2024 continuamos desarrollando la investigación en el marco del proyecto Red Estatal de Ciudades Mediadoras. Un modelo teórico y metodológico para la convivencia intercultural y la cohesión social, correspondientes a la Secretaría de Estado de Derechos Sociales del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 del Gobierno de España, con el planteamiento de reforzar la investigación y la metodología para fomentar la creación de una Red estatal de Ciudades Mediadoras, fortalecimiento del trabajo en red, la colaboración y cooperación entre entidades de diferente naturaleza", aseguran desde Cepaim.

Cabe señalar que el proyecto Ciudades Mediadoras, un modelo de convivencia tiene un carácter innovador en España ya que se fundamenta en la experiencia de Pierrefitte (Francia), la primera ciudad europea declarada como Ville Mediation. Este reconocimiento estriba en su consideración de la mediación como un derecho fundamental de la ciudadanía, por reconstruir el co-protagonismo y la ética de la corresponsabilidad, como claves en una ciudadanía democrática e intercultural. 

13 criterios

«Desde la Fundación Cepaim, proponemos definir una ciudad mediadora como aquel contexto comunitario que favorezca la participación real y promueva la interacción social; al mismo tiempo que permita la prevención y gestión de conflictos con el fin de pasar de situaciones de hostilidad o coexistencia a una convivencia, fomentando relaciones en planos de equidad, cohesión y respeto, con perspectiva de géneros de cohesión. Además, la ciudad mediadora ha de promover el desarrollo deun sentido de pertenencia compartido entre la ciudadanía que la habita, reconociendo y respetando el conjunto de sus diversidades en su contexto, y empleando la mediación no sólo como la herramienta para la gestión del entramado de relaciones comunitarias, sino también, en sus relaciones con el exterior, sin olvidar, que el fin último de la ciudad mediadora ha de ser el fomento de la convivencia», afirman.

Son 13 los criterios que debe reunir una Ciudad Mediadora. El primero de ellos es la existencia de un Plan Comunitario, o programas, u otros instrumentos que garanticen la transversalidad de la mediación en todas las áreas públicas como herramienta metodológica, construido con la participación de todos los servicios municipales posibles y recursos técnicos del territorio y el tejido asociativo, empresarial, sindicatos y ciudadanía, y en categoría de política pública de la Ciudad para la convivencia. 

Otro criterio es que la perspectiva de género sea tratada de forma transversal en la creación de los espacios sociales de la ciudad, promoviendo la igualdad entre géneros en términos de equidad y justicia social.

También se hace hincapié en que los protagonistas comunitarios cuenten con la metodología de mediación para la gestión de relaciones, discursos, conflictos; diferencias culturales, religiosas, sexuales y discapacidad; para la promoción de espacios de encuentro e interacción. En definitiva, para la gestión de problemáticas que tienen su origen en condicionantes estructurales que generan desigualdad y condicionan las relaciones interculturales.

Así como otro de los criterios es  que se garantice la participación activa de la ciudadanía en toda su diversidad.