Agricultores de la zona de Brihuega y otros lugares de España han comenzado a arrancar plantaciones de lavanda. Así lo aseguran desde Paisajes de Lavanda, asociación que tiene como fin preservar los cultivos de esta planta. La asociación alerta de que la única solución que ven muchos agricultores tras finalizar la campaña es sustituir la lavanda por cultivos tradicionales. Una vez concluidas las ayudas agroambientales y ante la incertidumbre de si llegarán o no nuevas ayudas, el futuro es incierto. También se preguntan dónde están las ayudas procedentes de otros sectores que se benefician de la riqueza que generan los paisajes de lavanda, como el turismo o la apicultura.
La profunda crisis de precios que vive el sector en los últimos años ha hecho que los productores de lavanda se vean obligados a trabajar en pérdidas, con unos costes de transformación de la planta en aceite esencial que superan los precios del mercado. Desde la asociación, recuerdan que en estos momentos el cultivo es inviable económicamente y es necesario que haya una reestructuración en el sector. Según sus estimaciones de la asociación, la falta de rentabilidad económica de los cultivos de lavanda podría provocar que se arranque hasta el 90% de las más de 3.000 hectáreas de lavanda de la provincia de Guadalajara.
Desde Paisajes de Lavanda están buscando soluciones para evitar la catástrofe que supondría que los agricultores acabaran con sus plantaciones de lavanda y fueran sustituidas por cereales, leguminosas, girasoles, o incluso parques fotovoltaicos. Desde la asociación alertan de que la situación económica que atraviesan los agricultores es insostenible y pone de manifiesto su preocupación. El compromiso de la ayuda agroambiental de los agricultores con la administración ha terminado y ante la falta de este ingreso mínimo, pero vital para el sector, gran parte de los agricultores alcarreños han empezado a reducir sus explotaciones de lavanda. Hoy son cientos de hectáreas, pero en años venideros, si nadie lo remedia, podrían ser miles.
La asociación también reclama la atención de otros sectores que se benefician del modelo agroturístico derivado de los cultivos de lavanda, como la apicultura y el turismo. En este sentido, apela a las administraciones a que pongan de su lado para mantener los bellos paisajes de los campos de lavanda, así como el impacto económico que generan en las zonas rurales. La mayor parte de los agricultores agrupados en esta asociación sienten que sus campos se tratan como jardines para los turistas sin recibir nada a cambio, generando beneficios para otros sectores, mientras que los gastos de mantenimiento del jardín corren a cuenta del agricultor.