Lleva algo menos de un mes al frente de la diócesis Sigüenza-Guadalajara y ya ha realizado algunos cientos de kilómetros por la provincia. El nuevo obispo, Julián Ruiz Martorell, cumplió años este viernes (19 de enero de 1957) en una tierra nueva en la que ya se siente muy arropado. Durante la entrevista se muestra tranquilo y, poco a poco, más cercano. No dispone de mucho tiempo para sus aficiones, pero cuando saca algún hueco lo aprovecha para disfrutar de un buen libro, música clásica o caminar, a poder ser por la montaña.
¿Cómo surgió su vocación?
Con 15 años, durante unos ejercicios espirituales. El sacerdote me planteó si había pensado dedicarme al sacerdocio y esta idea quedó prendida en mí. Cuando estaba en la universidad decidí ingresar en el Seminario; me siento muy agradecido al Señor por la llamada.
Si como obispo tuviera que definirse en una línea más conservadora o bien más progresista, ¿en cuál de ellas se ubicaría?
Entrevista de La Tribuna de Guadalajara al nuevo obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara, Julián Ruiz Martorell - Foto: Javier PozoVa a sonar pretencioso, pero de la línea de evangelio, como somos todos los obispos. Podemos tener, más o menos, alguna tendencia, pero creo que hay una gran convergencia y unidad en cuanto a que somos testigos del evangelio y discípulos misioneros.
Usted viene de ostentar esta misma responsabilidad en Jaca y Huesca. ¿Asumirla de nuevo ahora en tierras castellanas es un anhelo o más bien una imposición?
Ni una cosa ni otra. Me ordené para ser sacerdote. Viví varios años en los pueblos. Me enviaron a estudiar a Roma. Allí ejercí mi ministerio como profesor y cuando el Santo Padre Benedicto XVI me llamó para pastorear las iglesias de Huesca y Jaca dije que sí con disponibilidad y alegría. Ahora, estoy aquí.
Tampoco es una promoción. La función es simplemente ser pastor. El obispo, ni lo es todo, ni lo sabe todo, ni lo puede todo; cuenta con colaboradores inmediatos, que son los sacerdotes, y con personas consagradas, y un gran número de fieles que se toman en serio su vocación a partir del bautismo. No es un ente aislado; su tarea es caminar y propiciar líneas de pastoral y de servicio a la Iglesia y a la sociedad.
¿Algún lema a seguir?
Desde el inicio de mi servicio como pastor mi lema ha sido siempre: Para que tengan vida. Es un texto que pronuncia Jesús en el evangelio de San Juan.
¿Es más difícil ser creyente en la sociedad actual?, ¿se adapta el lenguaje de la Iglesia a esta realidad?
Nunca ha sido fácil creer, pero vale la pena hacerlo. Creer significa apoyarse, vivir sin un cimiento es muy complicado. En Cristo encontramos respuestas a esos interrogantes que anidan en el corazón de cualquier persona.
Respecto al lenguaje, hemos de tener en cuenta que ahora un joven de 22 años no se entiende con su hermano de 15 porque los lenguajes son múltiples y variados y hay un proceso acelerado. Si prestamos atención al lenguaje del evangelio, es vivo y elocuente, otra cosa es el de la liturgia, pero para eso también se precisa preparación. Una persona aficionada al fútbol también requiere actualizarse constantemente en cuestiones reglamentarias y nuevos procesos. Lo mismo pasa en la música. Todo requiere procesos de adaptación. En la Iglesia, a través de la catequesis se intenta que las personas descubran el centro, pero tendremos que seguir actualizándonos, aunque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
Inicia una nueva etapa en una diócesis que curiosamente cuenta con dos sedes.
Así es. Sigüenza, que garantiza la continuidad con la historia y es una ciudad preciosa de la que quedé prendado desde el primer momento. Estoy profundamente agradecido por la acogida y la amabilidad. Tanto un servidor como mi familia hemos tenido una primera impresión formidable.
Estamos en un proceso sinodal en el que pretendo recoger todo lo que se ha desarrollado precedentemente y seguir caminando con esta porción del pueblo de Dios que se me encomienda. Tras un paréntesis con motivo de la pandemia ha habido una gran iniciativa y capacidad de respuesta. Ahora, tenemos necesidad de llevar a plenitud todo el proceso y asentarnos después firmemente en las decisiones que de un modo conjunto adoptemos.
¿Hay fecha de finalización del proceso sinodal?
Todo esta perfilado. Ahora toca enmarcar el cuadro y determinar cuáles van a ser los pasos a dar. Tengo mucha ilusión. Se ha tomado el pulso a la situación de la Iglesia y del tejido social, y una vez conocido y reconocida esta realidad, queremos que el evangelio nos ilumine para poder responder adecuadamente a lo que necesitamos.
¿La despoblación es una realidad a tener en cuenta también?
Tanto en esta diócesis como las diócesis de las que procedo hay tres heridas básicas: el envejecimiento, la despoblación y la dispersión. Sin embargo, no me asusta esta realidad que conozco y que valoro. Seguramente también será un reto pastoral todos estos municipios que están creciendo en el entorno del Corredor del Henares.
Sin embargo, ahora se está empezando a dar una situación atípica. Hay templos sin gente en zonas despobladas mientras crecen nuevas urbanizaciones y ciudades sin iglesias para sus fieles.
Si bien es así, donde hay poca población, la Iglesia sigue estando presente. Queremos que los sacerdotes sigan acercándose allí donde se apaga la luz de la farmacia, de la panadería y de los comercios de proximidad para que las personas más sencillas puedan celebrar su fe.
¿Prevé muchos cambios con respecto al organigrama de su predecesor, Atilano Rodríguez?
Inicialmente no es previsible que se produzcan de inmediato muchos cambios. El trabajo de Don Atilano, que conozco y valoro, va a ser continuado, pero, lógicamente, con la ayuda de mis colaboradores y con el mayor consenso posible, habrá que ir configurando iniciativas y decisiones para el próximo curso.
Pese a que no tiene perfil personal en las redes. ¿Qué valor y notoriedad quiere dar a estas y a los medios de comunicación en la labor evangelizadora?
Con ayuda de mis colaboradores habrá óptima presencia en las redes aunque. No las frecuento, pero no es obstáculo para que la diócesis esté presente en esta nueva plaza donde habitualmente se encuentran los jóvenes. Allí habrá que acudir. Insisto en que el obispo, ni lo sabe todo, ni lo puede todo, ni lo hace todo. La Iglesia cuenta con colaboradores con experiencia acreditada y una respuesta fácil, ágil y evangélica.
¿Qué papel tienen los medios de comunicación en la Iglesia?
Su papel es decisivo, crucial. Los medios crean opinión, comparten criterio, facilitan el discernimiento y ejercen una gran labor. No son solo un poder sino que son, fundamentalmente, un servicio.
Es un hecho constatable que cada vez hay menos sacerdotes y que la media de edad es alta. ¿Cree que es posible que algún día mujeres y taicos puedan llegar a tener un papel mayor en la Iglesia, e incluso que lleguen a oficiar la misa?
La tarea de los seglares y personas consagradas es constitutiva e imprescindible en la Iglesia. Nunca en la historia de la Iglesia ha habido tantas vocaciones como ahora, pero las hay en la India, en Filipinas, en Corea del Sur, en algunos países de África, también en Latinoamérica, y las ha habido abundantes en el centro de Europa. Pero la tarea del laico no es sustitutoria de la realidad de los sacerdotes, que somos cada vez menos. El protagonismo de la mujer también es evidente.
Respecto a si podrán las mujeres celebrar la eucaristía. Parece que se abre un debate, pero será una decisión que no me corresponde a mí, le corresponde a la Iglesia, teniendo en cuenta que en su momento San Juan Pablo II ya advirtió que la Iglesia no tiene potestad de cambiar esa decisión que ha sido adoptada a lo largo de dos milenios. No obstante, la Virgen María no fue sacerdotisa, pero tiene un papel decisivo en la historia y en la vida de la misión de la Iglesia.
¿Cómo se combate frente a la progresiva disminución de personas que se declaran abiertamente creyentes y/o practicantes?
Hay una realidad evidente y esa es que los números van en retroceso. Sin embargo, distinguimos entre lo que es la religiosidad y la espiritualidad. Aunque la práctica religiosa disminuya y aunque aparentemente vaya disminuyendo también el criterio de valoración social de la Iglesia, algo que nos preocupa, no nos debe inquietar porque nuestra tarea no es que nos pongan medallas ni recibir acogida o aplausos.
Esto se combate en el día a día, en la evangelización, en el testimonio de la caridad, en la acogida y en ese hombro solidario. Queremos ser presencia que acompaña en este mundo desesperanzado y desilusionado. Nosotros no seríamos Iglesia si no estuviésemos junto a las personas más necesitadas:. quienes están en la cola del paro, quienes experimentan la precariedad laboral, con los ancianos, los que viven en soledad o esas personas que llegan a la península y no encuentran trabajo ni techo.
También hay un claro retroceso de las vocaciones.
No es fácil que surjan vocaciones porque no hay niños, el índice de natalidad está bajando mucho, pero, por el contrario, están surgiendo vocaciones en la etapa de madurez en personas que tienen ya títulos universitarios, experiencia laboral y han tenido también alguna experiencia de amistad y noviazgo y que llegan ya con criterio, decisión, voluntad y deseo de servir.
¿El estado del patrimonio de la Iglesia en esta diócesis será otra preocupación?
Hay un inmenso patrimonio artístico, histórico, documental y monumental que está al servicio de la fe y de la cultura, y también existe una gran sensibilidad, disponibilidad de colaboración por parte de las instituciones.
Creo que ya ha mantenido una primera toma de contacto con los dirigentes en las distintas instituciones de la provincia.
Si, me corresponde cultivar esa relación de respeto, cordialidad y colaboración con las instituciones.
¿Tuvo ya ocasión de conocer la situación económica de la diócesis?
Si, desde el principio y es muy equilibrada, gracias a Dios.
¿Qué opinión le merecen tragedias como el conflicto en Tierra Santa , la guerra en Ucrania o la migración en busca de una vida mejor»
Estamos viviendo una situación muy comprometida en todo el planeta que nos inquieta y nos duele, lo que el Papa llama la Tercera Guerra Mundial en fragmentos. Hay un desgarro en Tierra Santa, sufrimiento en Ucrania y movimientos migratorios masivos. Sin la colaboración de la Iglesia el océano de la desesperación y la desilusión no encontrará un gesto de alivio. Estamos ahí y queremos ser solidarios siempre.
¿No cree que se tratan con excesiva tibieza las decisiones de la Iglesia con respecto a los abusos sexuales a menores?
Desde el principio la Iglesia ha tomado el toro por los cuernos y ha desarrollado iniciativas y protocolos. Se quiere la mayor claridad y se intenta estar al lado de las víctimas. Se está dando una respuesta coherente con lo que desde el principio estableció el Papa Benedicto XVI y con lo que de un modo más intenso le ha llegado al Papa Francisco. Una sola víctima ya es para nosotros motivo para pedir perdón y para sentir vergüenza, pero al mismo tiempo que estamos junto a las víctimas queremos que toda la sociedad se de cuenta que esta es una cuestión que no concierne exclusivamente a la Iglesia. No es una evasiva sino que la mayor parte de los abusos se producen en el seno de la familia, asociaciones...
¿Alguna opinión en cuanto a la bendición del Papa a las personas homosexuales?
No se bendice su situación sino que se bendice a las personas. Si bendecimos a los tractores cómo no vamos a bendecir a las personas.
Por último, ¿cuál es el sueldo de un obispo hoy?
De momento no lo sé porque no he recibido mi primera nomina, no me la he ganado aún, pero alrededor de 1200 euros.