"La nominación es una oportunidad para visibilizar Kivu"

Beatriz Palancar Ruiz
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El cortometraje documental 'Semillas de Kivu' le ha brindado la oportunidad de disfrutar de su primera nominación a los principales premios cinematográficos de España como productora de cine, oportunidad que Pilar Sancho piensa exprimir al máximo

Pilar Sancho, natural de Riba de Saelices, es productora de cine en España y acudirá a los Premios Goya con el cortometraje ‘Semillas de Kivu’. - Foto: Javier Pozo

Este sábado, el cine español tiene una de las citas más importantes del año, la gala de los Premios Goya. Un evento al que acudirá con gran expectación Pilar Sancho (Madrid, 1984), oriunda de Riba de Saelices, que es la productora de la película 'Semillas de Kivu' que está nominada en la categoría de mejor cortometraje documental. Ya cuenta con un reconocimiento del Gobierno de Castilla-La Mancha con motivo del 8M y la Placa al Mérito Cultural de la Diputación de Guadalajara. Produce tanto teatro como cine y le encantaría sumar un premio Goya a los éxitos profesionales que ya tiene en su haber, entre los que destacan una Biznaga de Plata en el Festival de Málaga, el Premio Lau Haizetara del Festival de San Sebastián o el Premio del Coproduction Market de Berlinale.  

¿Cómo está viviendo la nominación a los Premios Goya con la película 'Semillas de Kivu'?
Tenemos la idea de pasarlo bien y de disfrutar el momento. Lo estoy viviendo con un absoluto orgullo y, sin duda, la nominación es un reconocimiento de la industria cinematográfica a una obra. Estar nominado es un impulso a una carrera profesional, por supuesto, pero también es una manera de visibilizar la obra con la que te han nominado. En este caso, por las noticias de la última semana, que se ha activado la guerrilla allí, es el momento idóneo para poner el foco. La mayoría de la gente no sabe lo que significa estar nominado. Es importante disfrutar del momento porque no es nada fácil. Ganar es súper difícil.

¿Es su primera nominación a los Premio Goya?
Sí, es mi primera nominación a los Goya. La película, desde su estreno hace dos meses en Abycine -Albacete- y Seminci -Valladolid-, ha recorrido más de una decena de festivales y ha obtenido once premios a nivel nacional e internacional, además de ser muy bien recibida por la crítica y público en cines y en las plataformas de RTVE Play y Filmin. 

Pilar Sancho, natural de Riba de Saelices, es productora de cine en España y acudirá a los Premios Goya con el cortometraje ‘Semillas de Kivu’.Pilar Sancho, natural de Riba de Saelices, es productora de cine en España y acudirá a los Premios Goya con el cortometraje ‘Semillas de Kivu’. - Foto: Javier Pozo

Creo que otro de los retos que van a cumplir es su proyección en el Parlamento Europeo, ¿verdad?
Desde el inicio del proyecto teníamos como objetivo que este cortometraje cumpliera una función con un impacto social más allá del cine. Descubrir esta historia fue tan impactante porque era algo desconocido para todos nosotros. Esto parte del proyecto de largometrajes sobre los Premios Nobel que estábamos haciendo con Pepe Castro, fotógrafo de Castilla-La Mancha. Como cuentan los directores, le dan el Nobel de la Paz a Denis Mukwege en 2018 por la creación del Hospital de Panzi en Kivu y es cuando conocemos por qué está pasando esto en República Democrática del Congo. Nos sorprendió porque no nos había llegado a través de ninguna noticia como ciudadanos. Pusimos el foco con el fin de que se conozca esta situación, se visibilice, y lograr esta proyección tanto en el Parlamento Europeo como en la ONU para que nosotros aportemos la mirada y las herramientas reglamentarias jurídicas para que puedan, ojalá, hacer algo frente a esto que está pasando. Es sorprendente que, justo, esta semana pasada, nos ha mandado imágenes devastadoras de cómo están las calles llenas de cadáveres y tampoco está llegando. 

Todavía no nos han cerrado fecha exacta para la proyección en el Parlamento Europeo pero, seguramente, será en mayo. En el caso de la ONU, sabemos que están interesados pero no nos ha cerrado un momento determinado. Buscamos un impacto social para traspasar la barrera del cine, salirnos del circuito cinematográfico y poner la mirada en algo que está pasando.

¿Por qué cree que existen los conflictos olvidados como este de la República Democrática del Congo?
África es un continente muy rico y no todas las zonas son como este lugar. Kivu está considerada como una de las zonas más violentas según la ONU. Hay muchos intereses económicos detrás por los recursos que tiene el propio país. Su maldición es ser tan rico y que se expropien los recursos en lo que consideramos un nuevo neocolonialismo. Esa es una de las preguntas que lanzamos con el cortometraje, ¿por qué está pasando esto y por qué lo estamos permitiendo?

Pilar Sancho, natural de Riba de Saelices, es productora de cine en España y acudirá a los Premios Goya con el cortometraje ‘Semillas de Kivu’.Pilar Sancho, natural de Riba de Saelices, es productora de cine en España y acudirá a los Premios Goya con el cortometraje ‘Semillas de Kivu’. - Foto: Javier Pozo

¿Qué nos relata el cortometraje?
Las guerrillas usan un método muy barato y efectivo que es violar a las mujeres. En vez de gastar balas y municiones, han descubierto que si violan a las mujeres, los propios poblados las expulsan porque están manchadas de por vida. Así, las guerrillas destruyen el tejido social y se pueden hacer con la zona para poder explotar esos minerales tan ricos que se demandan a nivel internacional. Lo horrible de esta situación ya no es que todo el mundo necesite esos recursos y que se aproveche de la expropiación de recursos de un país, si no el cómo se hace, que es a través de la violación sistemática de mujeres y su uso como arma de guerra.

¿El equipo pudo contactar con el ginecólogo que inspiró la historia?
El acceso a Denis Mukwege es muy difícil. En la fase de preproducción, antes de ir a grabar, nos costó mucho acceder a él por dos cuestiones. Es cirujano y está operando, y esto es algo secundario para él, y le han intentado asesinar hasta en once ocasiones y está protegido por la ONU. El propio Hospital de Panzi parece un campo de refugiados porque está protegido con alambradas de espino. No parece un hospital. Nos costó mucho acceder a él, nos aprobó el proyecto del cortometraje y, una vez que estábamos allí, hubo un momento muy delicado que tuvimos resolver porque no quería hacer la entrevista. Los motivos que nos daban eran que, antes de nosotros, habían ido muchos periodistas y reporteros a nivel internacional que lo que buscaban era el morbo. Estamos hablando de unas violaciones tan violentas que precisan de una reconstrucción genital femenina pero del aparato digestivo también. Hasta que los directores, Néstor y Carlos, le enseñaron los brutos y lo que estábamos grabando allí, él no vio claramente que queríamos retratar a las mujeres con la máxima dignidad posible, evitando todo el dolor que existe. En el cortometraje, no aparece ninguna imagen morbosa. Es más, se entiende perfectamente por lo que pasan estas mujeres simplemente con un plano de su consulta en que el doctor explica a una de sus pacientes, de 16 años, cómo va a ser su operación y con esa explicación ya te imaginas la barbarie que ha sufrido esa mujer y otras tantas mujeres.

¿El cortometraje documental está protagonizado por víctimas reales?
Sí, las mujeres que aparecen en el documental están en ese proceso de sanación. Queríamos poner en valor esa superación y esa forma de resistir porque si ellas siguen adelante, la guerrilla habrá perdido. El objetivo es que ellas acaben marginadas y olvidadas, pero si ellas superan esta fase de reconstrucción física y psicológica, y consiguen aceptar su dolor e incluso, en algunos casos, a esos hijos frutos de las violaciones, ese es el éxito absoluto de la labor de Denis y del posible futuro del Congo. Teníamos varias mujeres que habíamos seleccionado desde España, pero cuando llegas allí te das cuenta que el cine no es tan importante, y cuando llegamos ya estaban dadas de alta. Néstor y Carlos, los directores, tuvieron que hacer un trabajo de campo para buscar, seleccionar y, sobre todo, animar a mujeres para que nos contaran su historia. Fueron muy generosas porque es muy difícil porque no están acostumbradas a hablar del dolor y de algo tan horrible como lo que han pasado por un tema cultural. Estas mujeres estaban bien a la espera de la operación física o bien dentro del proceso de sanación psicológica que también aparece en el cortometraje. Dentro de esta variedad de mujeres, vemos a cada una que está en una fase, y una de ellas, Nema, que es la chica de 16 años, es a la que le hacemos el seguimiento hasta que sale del hospital. Fue muy duro porque son mujeres de todas las edades. A mí, también me gusta poner en valor a dos mujeres, Aline y Mama Esther, que pasaron por lo que pasan nuestras protagonistas, fueron violadas y rechazadas, y ahora se dedican en el hospital a ayudar.

Es una historia muy dura y, como mujer, ¿qué le ha aportado 'Semillas de Kivu'?
'Semillas de Kivu', para mí, ha sido una experiencia de mirar más allá de lo que, lamentablemente, sufrimos muchas mujeres en Europa. Siempre África o países como República Democrática del Congo han sido más o menos noticia dependiendo de los conflictos internacionales pero hablar de estas mujeres que han sufrido el drama más gordo que puedes sufrir, que te violen, que te expulse tu propia familia y que, a pesar de eso, intentes, porque muchas no lo logran, salir adelante. Admiro mucho la fuerza y el valor que han tenido estas mujeres de no dejarse marcar de por vida. Esto fue lo que nos hizo, a mí y a todo el equipo, continuar con un rodaje que fue muy peligroso. ¿Cómo puede ser que seamos consumidores de unos recursos pero que no sepamos la forma de la que se están consiguiendo? 

Esta cinta tiene muchos integrantes de Guadalajara y del resto de la región, ¿cómo se ha formado este equipo tan castellanomanchego?
Todos hemos trabajado juntos anteriormente. Con Carlos Valle, uno de los directores, se trabajó en el cortometraje Nacer, que estuvo nominado a los Premios Goya para Animación en 2022, y en otro cortometraje llamado Anticlímax que fue candidato a los Goya el año pasado; y con Rober González Ramos hemos hecho el color en varias películas como Las Cartas Perdidas, Artesanía, Anticlímax. Y aquí, da la casualidad de que Arturo Cardelús nos ha hecho la música, que teníamos muchas ganas de trabajar con él, y resulta que había pasado parte de su infancia y su adolescencia en Guadalajara. Del resto del equipo, también me gustaría destacar el trabajo de Cristina Otero, que ha sido la montadora que ha estado diez meses de postproducción, que no es lo habitual; e Inés Almirón, quien ha hecho el diseño de sonido. 

La postproducción ha sido muy complicada porque trajimos muchísimo material y había que hacer un buen montaje porque no queríamos pasarnos de la media hora. La diferencia es que este documental y otros es que está muy cuidado a nivel cinematográfico. La imagen, la fotografía, el sonido. Todo está muy cuidado para que sea una obra cinematográfica. Y aunque estrenamos muy tarde para lo que es lo común, en octubre, pero no nos importaba porque queríamos alcanzar la máxima calidad. Estamos recibiendo muy buen 'feed back' de profesionales del sector que lo han visto y nos han llegado palabras muy bonitas. 

¿Y qué sensaciones están obteniendo del público en las salas?
Estoy agradecidísima a la ciudadanía de Guadalajara porque tuvimos que ampliar el aforo de los Multicines y las entradas del Teatro Moderno se agotaron en tres días. Ha sido una respuesta masiva y ha habido mucho interés por ver 'Semillas de Kivu'. No es fácil que se vaya a ver un cortometraje a un cine. Que la ciudadanía haya respondido de esta forma es emocionante y sirve para poner en valor lo que se hace desde el cine de Castilla-La Mancha. La industria castellanomanchega está en un momento muy dulce a nivel cinematográfico y no solo está nominado mi cortometraje, hay otros dos, y es una oportunidad de empoderarnos y de estar orgullosos ante el cine que hacemos en Castilla-La Mancha. Simplemente, 'Semillas de Kivu' ha conseguido tres hitos muy importantes que es estar en la plataforma de RTVE, en Filmin, estrenar en cines en toda España y la proyección en el Parlamento Europeo.  

¿Hay nervios de cara a la gala?
Bueno, nervios… Solo queda llegar allí y disfrutar del momento. Las votaciones se cerraron el día 24 de enero y, por lo tanto, el día 8 de febrero, lo que nos queda es celebrar el cine con las compañeras y compañeros y ojalá podamos resultar ganadores. En todo caso, a mí, me gusta mucho insistir en que llegar a una nominación no es fácil. Se producen más de mil cortometrajes al año, de los cuales sólo 15 llegan a la primera 'short list' de los Premios Goya por términos objetivos, puntuables, y el paso a la nominación es reconocimiento del sector cinematográfico a una obra que considera que debe estar nominada y es un honor poder estar en esas nominaciones. 

¿Y cómo se convive con esa mezcla de la expectación con la situación que os trasladan que se está viviendo en Kivu en los últimos días?
Rodamos en el Hospital de Panzi, en Goma y en las calles de Bukavu, zonas peligrosísimas. Esta semana, la guerrilla se ha apoderado de la ciudad de Goma. Está siendo una masacre. Recibir las imágenes de primera mano es demoledor porque es donde hemos rodado. Estamos haciendo el seguimiento de la gente y, de momento, nos dicen que, en el Hospital de Panzi, están todos bien, pero las calles de Goma, ahora mismo, están llenas de cadáveres. Lamentablemente, que sea noticia esta semana es una muestra de que es necesario que es que este cortometraje traspase la barrera del cine, y que se vea en el Parlamento Europeo y la ONU para que se activen los protocolos necesarios. 

La nominación a los Goya es una oportunidad para visibilizar Kivu pero no paramos. En la productora, seguimos trabajando para sacar adelante muchos proyectos. Es una pausa maravillosa en el camino pero no deja de ser una pausa.