Los pueblos ribereños viven un momento de esplendor. La climatología ha sido benévola para la comarca en el último año. Así, los embalses de Entrepeñas y Buendía vuelven a recobrar la bella postal que tuvieron años atrás y recuperan la imagen que les convierte de nuevo en lo que se conocía como el Mar de Castilla.
Tras años de sequía y de un memorándum nada favorecedor para los 22 municipios ribereños bañados por estas presas, corre otra vez suficiente agua por ellas como para convertirse en un destino turístico preferente, fundamentalmente para comunidades vecinas como Madrid y Castilla-La Mancha.
Los embalses de Entrepeñas y Buendía fueron inaugurados en la década de los años 50 por el general Francisco Franco. Y si bien su construcción tenía entre sus objetivos el de suministrar el líquido elemento a comarcas deficitarias en época de escasez, siempre habría de primar la cobertura de las necesidades de la comarca cedente, una zona que este año luce como un vergel gracias a las últimas precipitaciones.
El deporte náutico toma partido en una temporada estival buena en la comarca ribereña - Foto: Javier PozoA una hora y cuatro de Madrid y aproximadamente a tres cuartos de hora de Guadalajara, los pantanos de Cabecera del Tajo están recibiendo estos meses estivales un gran número de turistas, que además de acudir a las zonas de baño de estas presas para tomar el sol y bañarse en el agua, muchos aprovechan para realizar rutas de senderismo, degustar la gastronomía propia de la Alcarria, disfrutar de la naturaleza y su paisaje y visitar el patrimonio cultural.
Este 2024 también la navegación se une a los atractivos de la comarca. Los deportes acuáticos y el sector náutico en general va viento en popa. La barcas y veleros vuelven a formar parte del decorado primaveral y veraniego de estos pantanos.
El hecho de que por vez primera desde hace más de una década los embalses superen de media el 50% de su capacidad los sitúa como el termómetro ideal de los pueblos para medir las reservas de sus restaurantes, en el consumo de tiendas y las visitas a sus monumentos.
El deporte náutico toma partido en una temporada estival buena en la comarca ribereña - Foto: Javier PozoSi bien la falta de agua en los embalses de años atrás conllevó el cierre de negocios y el cambio de destinos vacacionales, el incremento de las reservas hídricas de Entrepeñas y Buendía de este último año hidrológico va íntimamente ligado al crecimiento económico de la zona, con un público potencial de más de siete millones de personas.
Hoy, los pueblos de la comarca bañados por Entrepeñas y Buendía se llenan de vida cada fin de semana. La pesca también se añade a los atractivos de unos municipios que en su día vivieron de la agricultura, pero que con la construcción de estas presas sufrieron, en algunos casos, la expropiación de sus tierras viéndose obligados a abandonar su pueblo y marcharse la ciudad para replantearse su futuro.
El aumento de las reservas hídricas está íntimamente ligado al crecimiento económico
Hubo quien apostó por permanecer en su hogar. Y si bien en pleno proceso de reconversión comenzaron a ver la luz con ese Mar de Castilla que hoy vuelve a vislumbrase, la ley de los trasvases y la falta de lluvias fue la ruina de muchos negocios surgidos con la llegada del agua. Todo ello, pese a que en la ley de aguas ya venía reflejado que el uso y el aprovechamiento prioritario debía ser para la cabecera cedente, no para la cuenca receptora.
Lo cierto es que las presas se construyeron en su día con fines energéticos y para almacenar el líquido elemento para cuando este faltara, pero desde los Ribereños solo piden ahora que este tiempo de bonanza que ahora disfrutan pueda mantenerse.
Los deportes de agua están viviendo un año único que lleva a pensar a muchos que puede ser posible vivir de estos negocios en los pueblos de una comarca donde además de agua hay paisajes naturales emblemáticos de una tremenda belleza como son la Boca del Infierno de Sacedón o la ruta de las Caras de Buendía. Uno puede pasear también por las cuidadas calles con casas de piedra ornamentadas con flores de los pueblos de Mantiel, el Olivar y Alocén, asomarse a los miradores de Sacedón o Auñón, o visitar monumentos como el Monasterio de Monsalud en Córcoles, la catedral de la Alcarria en Alcocer o el castillo de Cifuentes. Yse puede completar la ruta paseando por la vega del río y cerca de la cascada de Trillo o acercarse a visitar pueblos desaparecidos como La Isabela.
Las previsiones apuntan que el año hidrológico podría cerrarse con los embalses en 1000 hectómetros cúbicos, una situación que no se recordaba desde hace más de doce años y que, de momento, mantiene a los habitantes de esta comarca ilusionados pero también muy expectantes.