Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


Los soñadores de la Justicia

13/05/2024

La agudeza de Cervantes emerge de la parodia, embelleciendo la lucha por el sueño imposible, enfrentándolo a la realidad para que quede magullado pero al final, como dice el mismo Navokov, encontrar el modelo universal de la lucha por la justicia. Siento, como Shakespeare, que estamos hechos de la misma materia de los sueños, y como Píndaro que la vida es el sueño de una sombra, y como Calderón, que toda vida es sueño. Por imposible que parezca algo, don Quijote, ya desposeído en su evolución de lo burlesco, trasmutado en espiritual (ese que tanto amaron los románticos alemanes), representa la batalla por lo imposible, por esa justicia esquiva que deja la vergüenza y la impiedad campantes y victoriosas. 
En mayo del 68, se unieron los obreros, los estudiantes y los intelectuales por un mundo mejor en el que el trabajo fuera liberador y la libertad un hecho. El capitalismo se transformó y algo se humanizó y, aunque no se llegó al objetivo final, el resultado fue positivo. Las viejas batallas, contra la segregación, el Apartheid, la guerra del Vietnam, el cambio climático necesitan soñadores que crean aquello de Bakunin, que luchando contra lo imposible es como se puede conseguir lo posible. Los idealistas de la Justicia y los soñadores de la libertad si en algún lugar han de bullir es en la universidad, porque la aún mente blanda del que vive en la teoría y el aprendizaje es más fácil que siga el camino del sueño. Sin los universitarios, esa victoria no habría ocurrido en la segregación, el Apartheid, el Vietnam...
Ahora es Gaza, porque la balanza está desequilibrada. Un terrible ataque terrorista no justifica la muerte de 35.000 civiles en Palestina y la creación de un infierno en la tierra para millones de personas. El Apartheid de hoy en día es Gaza. Y los estudiantes tienen ahí el sueño imposible, la batalla necesaria por los derechos humanos. No solo en EEUU, en todo el mundo. En Estados Unidos, a pesar de medidas punitivas y represivas, los alumnos, pacíficos, están en su batalla. Es contra el genocidio que vemos en directo. 
Nosotros luchamos con nuestro voto, pero los estudiantes pueden ser portavoces de una mayoría, y unidos con los trabajadores generar la inmensa protesta para que, al fin, sea una realidad el Estado palestino que aprobó la ONU en 1947. 
En Norteamérica han detenido a más de 2.800 estudiantes de 63 universidades. El presidente Biden ha de cambiar su política de apoyo, incluso detener envíos de armas si no quiere perder las elecciones. Gracias a las protestas estudiantiles, el Departamento de Estado ha enviado un informe al Congreso en el que reconoce que Israel ha violado el derecho internacional humanitario en Gaza. Algo es algo y menos da una piedra.