A la entrada de Sigüenza desde la A-2 se vislumbra ya su monumentalidad y belleza; una hermosa y atractiva vista de la ciudad mitrada en la que si bien destacan su catedral y el castillo, cada vez son más los turistas y curiosos interesados por acercarse hasta la colina rocosa que próxima al parador nacional de turismo de la ciudad, en un enclave aislado, donde sobresale un antiguo polvorín que si bien fue molino de viento antes, hoy se ha convertido en un mirador estelar desde el que observar el limpio cielo seguntino y las bellezas de su entorno. Al acercarte se descubren dos paneles informativos donde uno puede informarse sobre lo que desde ahí se puede ver por el día y por la noche, momento ideal también para descubrir lo que depara el firmamento cuando no hay luz. Todo ello, desde este enclave en el que se asienta un curioso edificio de construcción circular, propiedad municipal y fácilmente identificable desde la carretera de Madrid, que en su momento sirvió como almacen de pólvora y que conforma un atractivo turístico más de la ciudad del Doncel, un lugar con mínima contaminación lumínica a la par que con la ventaja de su cercanía para poder llegar a pie.
Una construcción ejecutada en sillería de arenisca roja desde donde las vistas y lo que ofrece su cielo conforman un acicate más que se suma a otras iniciativas encaminadas a la ansiada conquista de la declaración de Sigüenza y su entorno como Patrimonio de la Humanidad.
El emplazamiento de este polvorín - antiguo molino de viento según el estudioso Marcos Nieto- otorga una pintoresca estampa de la ciudad con vistas a un privilegiado horizonte casi impoluto de contaminación. Precisamente, este hecho fue lo que ya motivó, en su momento, el interés de la comarca de la Sierra Norte por obtener la certificación Star-linght y convertir la ciudad del Doncel y su entorno en un sitio «especial» para visualizar el cielo y lograr un sello de calidad astroturística, reconocimiento que se alcanzaría con el inicio de 2022. Una fecha marcada en letras grandes por la ciudad seguntina que, inmersa en el proyecto Cielos de Guadalajara, impulsado por el Gobierno de Castilla-La Mancha en colaboración con administraciones locales como el Ayuntamiento de Sigüenza o el Grupo de Acción Local ADEL Sierra Norte, y AstroGuada, recibía el 20 de enero de 2022 la máxima certificación de calidad de la Fundación Starlight, la certificación de Reserva Starlight, lo que situaría una extensión de más de 7.600 kilómetros cuadrados en las comarcas de Sierra Norte y Alto Tajo como uno de los principales destinos de referencia para la observación astronómica en este país.
Precisamente, dentro de este proyecto de Reserva Starlight, el polvorín es uno de los lugares elegidos para ubicar uno de los 87 puntos de observación del cielo que se van a instalar en la provincia. El astrónomo Javier Bussons pide que se elija un formato de panel que estéticamente conjugue y se integre en el entorno «ya que se trata de un lugar muy querido por los propios seguntinos»
Pero si bien años atrás si se llegó a contemplar en la agenda municipal la posibilidad de que este emblemático edificio pudiera albergar una cámara oscura periscópica similar a la que existe en la Torre Tavira en Cádiz, todo parece haber quedado relegado al olvido. Este proyecto, auspiciado por el astrónomo y profesor de la Universidad de Murcia, Javier Bussons, logró ser del interés del Gobierno municipal, sin embargo, la pandemia volvería a marcar un antes y un después y ahora vuelve a estar en punto muerto.
De lo que no hay duda es de que este atractivo lugar supone otro valor añadido de cara conseguir la candidatura de Patrimonio de la Humanidad si se tiene en cuenta el valor enorme que se otorga a todo lo inmaterial. Así lo reconocía en su día la propia cronista de Sigüenza, Pilar Martínez, para quien la rehabilitación de esta edificación en su día ya supuso un acierto y una forma más de conservar y frenar el deterioro del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Sigüenza.