Una situación crítica de violencia de género que deje a los niños sin padres, un accidente de coche, un núcleo familiar desestructurado por adiciones, o simplemente una mala racha económica en la familia, son contextos que temporalmente pueden conllevar que los hijos menores pasen a depender de los Servicios Sociales, en este caso, del Gobierno de Castilla-La Mancha. Para dar respuesta a este tipo de coyunturas están los hogares tutelados y los programas de acogimiento familiar.
Guadalajara y Cuenca son, por este orden, las provincias de Castilla-La Mancha con menos familias acogedoras. Una de las razones que se baraja es el elevado número de pequeños municipios que tienen. Sin embargo, no es constatable.
En la actualidad, la provincia alcarreña cuenta 154 menores tutelados, de ellos, unos 84 -más de la mitad- se encuentran en familias de acogida que como la de Isabel y Manuel, tienen en acogimiento en su casa a un niño.
La Junta quiere potenciar las familias de acogida de menores como "pilares" fundamentales para el futuro de los niños - Foto: Javier Pozo El interés del Gobierno regional por conseguir que cada vez haya una menor institucionalización de estos pequeños es lo que ha motivado que desde la Consejería de Bienestar Social se hayan puesto en marcha campañas de concienciación y de llamamiento en favor de los programas de acogida. Así, en esta provincia, al igual que en resto de la región, se buscan y se necesitan personas que quieran acoger de forma temporal a menores que se encuentran bajo el sistema de protección de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Desde Bienestar Social trabajan desde hace algún tiempo en la potenciación de este programa. Tienen claro que es la mejor herramienta para garantizar un hogar y una estabilidad al menor.
Así, si bien el Gobierno regional cuenta en Guadalajara con nueve hogares con un total de 81 plazas -entre ocho y diez por piso- para atender a menores, «no dejan de ser espacios mucho más fríos que un hogar, que es lo que cualquier niño necesita en su infancia», declara en una entrevista a La Tribuna la consejera de Bienestar Social, Bárbara García Torijano.
La Junta quiere potenciar las familias de acogida de menores como "pilares" fundamentales para el futuro de los niños - Foto: Javier Pozo Y aunque el objetivo final de la Administración pasa por conseguir que hijos y padres tengan una segunda oportunidad y que el menor o menores regresen con sus progenitores, esto no siempre es posible. Por ello, se trata de que, mientras tanto, los menores estén lo mejor atendidos que sea posible, y eso pasa por las familias de acogida.
Lo cierto es que, hoy por hoy existe bastante desconocimiento de lo que supone ser familia acogedora, quién puede serlo y qué requisitos conlleva. Conviene empezar por saber que no tiene nada que ver con la adopción ni es posible ser familia acogedora y estar en proceso para adoptar un niño o adolescente a la vez. Es totalmente incompatible.
En cuanto al acogimiento. Con el fin de reforzarlo y afianzar las garantías de la acogida, la consejera adelanta que, para el 2025 el Gobierno regional tiene previsto empezar a trabajar en la elaboración de un decreto que servirá para promocionar una figura «muy necesaria», que actuará a modo de «paraguas de protección» para dar «estabilidad y mayores garantías» al trabajo que ya se viene realizando desde hace tiempo en la región para proteger a los menores. Este decreto marcará los derechos y obligaciones de las familias así como cuestiones relacionadas con las prestaciones económicas que la Administración aporta como respaldo. La previsión de Torijano es que para el 2026 el decreto esté aprobado.
Una apuesta más para regular mejor la situación, que en Castilla-La Mancha se traduce en 63 hogares de menores y un total de 562 plazas, de ellas, 275 de acogida. Al margen, La Junta dispone de dos centros especializados con 24 plazas más para situaciones especiales. Es la única región que no cuenta con centros residenciales.
requisitos. ¿Qué requisitos se requieren para ser familia de acogida? El procedimiento suele ser ágil. En primer lugar, la consejera recuerda que el concepto de familia actual es muy amplio, pudiendo ser también monoparentales. Para la acogida se requiere, además, ser mayor de 25 años, carecer de antecedentes penales y sexuales, estar empadronado/a en un municipio de Castilla-La Mancha y no establecer en la solicitud ningún tipo de discriminación por razón de sexo, raza o nacionalidad.
En el caso de Guadalajara es Actia Social la entidad colaboradora en programa de acogimiento familiar. Se trata de una asociación de intervención y cooperación que trabaja conjuntamente con el Gobierno de Castilla-La Mancha.
El acogimiento familiar conforma una medida de protección temporal al menor, aunque este sigue estando bajo la tutela de la Administración, sin perder por ello el vínculo con la familia de origen.
No obstante, hay cuatro tipos diferentes de acogida. La de urgencia, la temporal, la permanente y la especializada y profesionalizada, que es el más excepcional, afirma Belén Rodríguez Pozo, técnica de Acogimiento Familiar en Actia.
El acogimiento de urgencia no puede tener una duración superior a los seis meses, y como su misma denominación recoge, la familia puede ser llamada en cualquier momento, de ahí que una de las condiciones sea que al menos uno de sus miembros no trabaje.
En cuanto al temporal, tiene también carácter transitorio y una temporalidad máxima de dos años, pero puede transformarse en permanente. Esta situación se da cuando finaliza el plazo de dos años o bien directamente al no ser posible la reintegración familiar, estableciéndose su duración hasta la mayoría de edad del menor. En cuanto al profesionalizado, requiere a familias con una mayor cualificación.
Técnicos como Belén Rodríguez se encargan de formar a los futuro padres que como Isabel y Manuel deciden emprenderse este camino. Su tarea pasa por acompañarles durante todo el proceso, incluido el seguimiento del menor una vez que se les asigna.
Un recorrido que no hacen solos y que viene acompañado de una pequeña ayuda económica de la Administración por niño acogido de 19 euros al día, y de 25 euros si se trata de acogimiento especializado o de urgencia.
Pero si hay algo vital a la hora de decidir ser padres de acogida, es la formación. La familia tendrá que participar en un curso formativo que incluye una entrevista psicosocial. De ahí se extraerá un informe en el que figurará si ese núcleo familiar o esa persona es idónea o no. Estos datos se remiten a la Delegación de Bienestar Social, que es la que decide. «Hay un contrato, pero es muy vivo y despierta muchas emociones. Actia está ahí para apoyar», manifiesta Rodríguez, recordando que la propia ley marca un plazo máximo para resolver los acogimientos de seis meses y remarcando, también, que siguen estando «muy necesitados de familias acogedoras».
«Las famiias son los pilares del presente y los cimientos del futuro de estos niños»
Desde la Consejería de Bienestar Social, su titular, Bárbara García Torijano, tiene clara la apuesta por potenciar el acogimiento familiar. Y es que, si bien en los hogares de la Junta los menores están bien tutelados, considera que el tener «una familia que les cuide, mime y les llene de cariño y amor, les ayuda a desarrollar su proyecto de vida». «Las familias son los pilares del presente de muchos niños y niñas y los cimientos de su futuro». «Entendemos que un entorno familiar es el ambiente más adecuado para su desarrollo», abunda mientras incide en la necesidad de encontrar más personas dispuestas a asumir esta responsabilidad dado que «el número es inferior al que nos gustaría».
En todo caso, la consejera insiste en que lo que prima en la elección es que «sea gente buena, que pueda ofrecer un entorno sano y un ambiente estable al menor. Es lo principal», dice mientras subraya la intención de que para el 2026 la región pueda contar con un decreto que refuerce el acogimiento.