40 años de arte en la calle en Escariche

David López
-

Fue en el año 1984, cuando un grupo de artistas, encabezados por el pintor local Rufino de Mingo, llevaron la idea de convertir el municipio en una gran galería de arte al aire libre.

Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche. - Foto: Javier Pozo

Hace 40 años, los vecinos de Escariche no podían imaginarse que a poco más de 70 kilómetros de su municipio, en La Pecera del Circulo de Bellas Artes de Madrid, un grupo de pintores hispanos estuvieran fraguando un gran proyecto artístico para este pequeño pueblo. Un proyecto que fue encabezado por el pintor local, Rufino de Mingo, junto con el puertorriqueño Rafel Rivera Rosa, el salvadoreño Roberto Megías Ruiz o los españoles Diego Romero y María del Carmen Patier.

«Les gustó la idea poética de venir a pintar a un pueblo pequeño», asegura De Mingo, quien afirma que los artistas acudían sabiendo que no había ninguna prestación económica a cambio. «Muchos eran buenos amigos y no dudaron en sumarse a esta locura», dice este artista, que casi toda su vida pictórica la desarrolló en Sudamérica.

Así las cosas, se inició un proyecto artístico que consistía en el encuentro de varios artistas, de diferentes disciplinas y de distintas nacionalidades, que se unieron para realizar una serie de murales en la localidad, donde reivindicaban a través del arte numerosos temas como la ecología, la libertad, el tiempo, la vanguardia de una época. Un proyecto que se prolongó durante varios años, con más de 50 pinturas que convirtieron a Escariche en uno de los museos al aire libre más grandes del mundo, algo que les valió entrar, en 1985, en el Libro de los Records Guinnes.

Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche.Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche. - Foto: Javier Pozo

«El proyecto tenía una guerra interna en el pueblo», recuerda de Mingo. «En un principio lo vieron como una extravagancia mía, pero cuando vieron que empezaron a hablar de él, de los artistas que venía, -que fueron de 17 países diferentes-, entonces fueron cambiando de opinión y la mayoría de la gente del pueblo se involucró mucho en el proyecto».

Así lo recuerda el alcalde de Escariche, Raúl García Moratilla, que por aquel entonces tan solo tenía 11 años. «Tuvo una gran aceptación en el municipio. Vino gente muy variopinta y famosa a pintar las fachadas y fue un boom. Atrajo turismo, de hecho aún viene a gente a verlas», apunta.

Por su parte, el concejal José Miguel López López explica que se trataban de «murales preciosos», en los que el autor, en muchas ocasiones, a cambio de arreglar la fachada, podía pintarla. « Aquí han venido dominicanos, japoneses, alemanes venezolanos, holandeses…. Había gente muy buena y se llegaron a hacer más de 30 obras».

Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche.Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche. - Foto: Javier Pozo

Rufino de Mingo ahonda aún más en el tema de las fachadas y añade a las palabras del concejal que, en algunos casos, «dije a los vecinos que si dábamos pintura plástica a las paredes aguantarían más, con ese argumento nos dejaban paredes de gente que no les interesaban nada las pinturas». Recuerda como unos vecinos, por ideales políticos, dieron a los pocos días la pared de blanco y se cargaron un mural de Rivera Rosa. «No todo ha sido de rosas, ha habido cosas positivas y negativas. Imagino que como en todos los pueblos. Cuando haces cosas así, transcienden para bien y para mal».

Y es que el artista reconoce que para llevar a cabo esta gran galería de arte al aire libre en Escariche no se contó con la ayuda de ninguna institución, ni se recibió ninguna cuantía económica.«Invité a varios artistas de Guadalajara a participar, pero como era de forma altruista no accedieron a hacerlo. Solo podía ofrecer una casa donde quedarse y comida».

Recuerda como muchos de los artistas que venía no tenían dinero ni para comparar los materiales para pintar el mural.«Rivera Rosa vino con toda su familia y cuando se fueron , para mi sorpresa, me había dejado un sobre con dinero y una carta, en la que me decía que ese dinero lo dejaban para la compra de materiales para otros artistas». Ese dinero se gastó por los primeros artistas que llegaron, por lo que «entre todos, de manera solidaria, buscábamos pinturas para poder hacer los murales».

Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche.Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche. - Foto: Javier Pozo

En lo único que contaron con ayuda institucional fue para tener andamios a los que subirse para hacer las obras. Fue el por aquel entonces alcalde de Pastrana, Jesús Jabonero, quien hizo las gestiones con la Diputación de Guadalajara para que se proporcionasen los andamios.«Al principio los andamios los sujetábamos nosotros para que no se fueran y el artista pudiera terminar su obra. Era tan gracioso que hasta el artista japonés que vino nos sacaba fotos para plasmar la forma en la que trabajábamos aquí», dice entre risas De Mingo.

Pese a todas las dificultades y contratiempos, el proyecto ideado en esa Pecera del Circulo de Bellas Artes fue todo un éxito, se pintaron cerca de 50 murales por artistas de más de 17 países. Uno de los que más interés despertó entre los vecinos del municipio fue Paco Clavel.«A él la pintura siempre le ha encantado, pero necesitaba mucha ayuda. El tenía una idea, pero el arte son imágenes, por eso hubo que aconsejarle y ayudarle. Fue muy agradable trabajar con él» añade Rufino de Mingo de un trabajo que aún puede observarse en un muro de Escariche y que está firmado como Cutre-Lux.

Conservarlos

Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche.Imagen de los murales que pueden verse en algunas fachadas de Escariche. - Foto: Javier Pozo

El tiempo no pasa en balde, tampoco para estas obras de arte de Escariche. Tras 40 años solo se conservan una docena de murales. La mayoría de los originales se perdieron por obras de rehabilitación de las viviendas y otros por el deterioro, ya que no se hizo nada por conservarlos, pero los que quedan siguen manteniendo la fuerza y la magia que plasmaron sus autores cuando los crearon. El último que desaparecerá será un caballo con un jinete pintado en una fachada de la plaza del pueblo, ya que se tirará en breve.

Rufino intentó que algunos de los murales fueran rehabilitados por su amigo Nelson Sambolín, a cambio de buscarle una casa en el pueblo para él y su familia.« Llegué al pueblo, se lo propuse a la que por aquel entonces era la alcaldesa. Les gustó la idea y les pedí que me dieran fecha, pero pasó el tiempo y pasaron olímpicamente del tema. No tuvieron ningún interés. Es un apena», lamenta.

«Creo que se ha perdido una gran obra de arte y si le preguntas a Rufino se echa a llorar. Ha quedado poco y no se ha mantenido. Esto hay que verlo hace 30 años, los colores, las formas…. Hemos perdido un gran museo al aire libre. Tuvimos una gran obra de arte y no la supimos apreciar», reconoce José Miguel López López.

Ahora, el nuevo equipo de Gobierno si mostró predisposición por intentar rehabilitar los murales que aun se conservan. «Conservar esas pinturas ahora es muy difícil. De hecho hablamos con Rufino de ello», explica el alcalde, quien apunta que los jóvenes del pueblo rehabilitaron una que hay en el granero. «Sería una gran idea el seguir manteniéndolas. Un gran reconocimiento a Rufino de Mingo», concluye el primer edil.