La Kings League, la liga de fútbol 7 con normas alternativas creada y presidida por el exfutbolista del Barcelona Gerard Piqué, es un videojuego hecho realidad que superó los dos millones de espectadores la noche en la que jugó Ronaldinho y que ya se prepara para la final a cuatro que se disputará el 26 de marzo en el Spotify Camp Nou.
"Hemos cogido cosas de otros deportes, como el saque del waterpolo y las exclusiones del balonmano. Pero también de los videojuegos, como las armas secretas, un concepto que nos asimila más a los eSports que al deporte tradicional", explica Oriol Querol, CEO de la Kings League, organizada por la empresa Kosmos.
"Queremos organizar un Mundial en 2024", sentencia. Precisamente, la presencia de Ronaldinho, una de las leyendas del siglo XXI del Barça, sirvió para anunciar que será uno de los presidentes de la edición brasileña.
El videojuego de PiquéEn 2024, informa Querol, "la idea es estar en varios países (también se han postulado Argentina y México, entre otros) y que en otoño de ese mismo año puedan celebrarse los Mundiales con los mejores equipos de cada región".
En este sentido, desvela que, "a partir de la segunda jornada", empezaron a "recibir propuestas de muchos países, serias y con socios importantes", lo que provocó que tuvieran que "acelerar la reflexión sobre la expansión".
La estética de la Kings League se acerca a la de un videojuego. Colores llamativos, pirotecnia para celebrar los goles, jugadores mayoritariamente anónimos. Tan solo faltan los objetos que puedes tirar a tus rivales en el Mario Kart. Aunque Piqué ya bromeó con implementar en los porteros un chaleco que simula puñaladas y disparos que descubrió en el Mobile World Congress.
El Cupra Arena, que no deja de ser un humilde pabellón construido en la década de los 80 para los trabajadores del Port de Barcelona y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, es un plató de televisión. O de Twitch, en este caso. Allí constantemente pasan hechos históricos. O así lo venden los organizadores y los participantes.
Cada jornada tiene una media de medio millón de espectadores. Aunque tan solo 300 de ellos son presenciales (compromisos, no venden entradas), los que caben en el antiguo pabellón ZAL del barrio de la Zona Franca de Barcelona.
"Anunciamos el proyecto de la Kings League el 10 de noviembre sin tener todavía pabellón. Peinamos toda el área metropolitana de Barcelona y gran parte de Cataluña buscando uno", dice Querol.
Las necesidades de la Kings League eran las siguientes: 60 metros de largo por 40 de ancho, varios vestuarios y espacio para instalar un control de realización y oficinas. Y disponibilidad absoluta, claro.
"No lo encontrábamos. Siempre acabábamos topando con sitios que tenían columnas. Pero el 3 de diciembre, a 24 días del draft y a 28 de empezar la competición, nos encontramos con este pabellón. Llegamos a un acuerdo muy rápido con el puerto para utilizarlo y reformarlo con nuestras necesidades. Lo transformamos en 14 días", asegura el CEO de la competición.
Hasta entonces allí jugaban dos equipos federados de fútbol sala, el Club Esportiu Terra Negra y el Inter l'Hospitalet, que de un día para otro se quedaron sin lugar para entrenar y disputar sus partidos. Tras un inicio conflictivo de la relación, la Kings League les buscó pabellones alternativos en el área metropolitana de Barcelona para que pudieran seguir con su actividad.
"El producto que trabajamos es la retransmisión televisiva. La transformación del espacio ha quedado a medio camino entre una discoteca, un plató de televisión y un pabellón deportivo. Hay mucha instalación de luz y de sonido que es más propia de un concierto o de un evento televisivo", considera Querol.
Además, asegura que el control de realización que han construido en la parte exterior del edificio "compite con cualquier control televisivo de un plató tradicional".
Toda esta inversión en tecnología puntera contrasta con la experiencia en persona más allá del terreno de juego. Los jugadores pueden quedarse sin asiento para ver los otros partidos, los equipos calientan en una moqueta en el exterior y para llegar y salir del pabellón hay que hacerlo con un bus lanzadera porque está en una zona restringida del puerto.
El bar se encuentra a unos 100 metros del pabellón, a duras penas le funciona el wifi y allí las estrellas se vuelven a convertir en anónimos, como hace tres meses. Edgar Álvaro, goleador de Los Troncos y uno de los mejores jugadores de la Kings League, hace cola para pedir un café antes de dar una exhibición en el terreno de juego ante cientos de miles de espectadores.
También es delantero del Rubí de Primera Catalana. Álvaro está compaginando la Kings League con el fútbol federado, pero muchos otros jugadores lo intentaron y no lo lograron. Este hecho originó la queja de algunos clubes del fútbol regional, que vieron como a media temporada se quedaban sin algunos de sus mejores futbolistas sin obtener compensación alguna.
La ubicación aislada del Cupra Arena, que complica la organización de la competición desde el punto de vista logístico, mantiene los famosos alejados de los fans. Piqué se mueve por el escenario como si estuviera en su casa. Igual que Clara Chía, trabajadora de Kosmos y su actual pareja. Como mucho algún niño le pide una foto a Joan Capdevila.
El campeón del mundo es uno de los exjugadores profesionales que completan los equipos. Otro de ellos es Dídac Vilà, exjugador de Espanyol, Betis, Milan, Eibar y AEK Atenas. "Me lo estoy pasando muy bien. La motivación de los compañeros es brutal y el show que han montado es muy divertido. Es una manera de disfrutar del fútbol sin presión", explica el futbolista del Rayo de Barcelona.
Por su parte, el CEO de la Kings League, dice que se han llevado una sorpresa: "Nos ha chocado la magnitud y la edad del seguidor de la competición. Responde a una franja de edad mayor de la que esperábamos. Hay familias que pasan el domingo por la tarde viendo los partidos juntos. Además, hay muchos países siguiéndolo".
El gran día será el 26 de marzo, cuando se disputará la final a cuatro en el Spotify Camp Nou. Ya se han vendido más de 70.000 entradas y se han confirmado las actuaciones de Tiago PZK, Lali y las batallas de gallos entre Chuty, Gazir, Bnet y Skone. El otro día Barcelona amaneció con una pancarta gigante: "Que llenemos el Camp Nou les da mucho miedo".