Su sistema favorito

Diego Izco (SPC)
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Ancelotti añora el 4-4-2 en la sala de prensa... y amaga con utilizarlo el sábado ante el Barcelona

El italiano debe elegir si fortalece el centro del campo del Real Madrid o si da más protagonismo a los jugadores de ataque. - Foto: Isabel Infantes (Reuters)

Carlo Ancelotti, un tipo con cerca de 1.400 partidos dirigidos a lo largo de más de 30 años de trayectoria, dejó una frase corta pero con mucha lectura entre líneas el pasado domingo en el Bernabéu, tras ganarle 1-0 al Athletic: «El 4-4-2 es mi sistema favorito». Un punto de partida sobrevenido ante la baja de Kylian Mbappé, lesionado en su tobillo la semana pasada ante el Arsenal… pero una descripción concisa de su libreto y, según muchos, un 'recado' hacia la dirección deportiva o el palco, donde la adoración por el 4-3-3 (inversión obliga) ha dado quebraderos de cabeza al técnico italiano. ¿Será el dibujo de la próxima final de Copa? 

La raíz del dilema se ubica en la 23/24. Una temporada ante la que el aficionado merengue se agarró a la barra de seguridad pensando en la planificación del curso: había llegado un mediocampista de primer nivel mundial como Jude Bellingham, pero el Madrid había perdido a Karim Benzema, el 'novio' del gol tras la salida de Cristiano Ronaldo. El francés había sido clave para mantener el nivel y fue determinante en las remontadas de la Champions más 'imposible' en la historia del club… y lo único que aterrizó en el Bernabéu con pintas de 'nueve' sin el galo era Joselu, a priori un suplente que sustituía a Mariano. 

Fue el británico, adaptándose al puesto de mediapunta o de 'llegador' quien hizo de Karim. Con tres centrocampistas detrás (Tchouaméni, Kroos y Valverde), el inglés enganchaba con Vinícius y Rodrygo en punta y se desentendía de las labores propias de un 'cinco' -su oficio en su corta carrera-. ¿El resultado? Un 4-4-2 que elevó a Jude a los mejores números ofensivos de su carrera: 23 goles en 42 encuentros. Y a Joselu, como un revulsivo de lujo (18 tantos). El sistema, con Toni Kroos manejando el mediocampo, Bellingham irrumpiendo en el área y Vinícius haciendo diabluras en la banda izquierda derivó en un Real Madrid campeón de Liga y Champions. 

Mbappé

Este verano salió un 'seis' y llegó un 'nueve', y el cuadro de la capital ha acusado futbolísticamente el golpe. Primero, la ausencia de Kroos le restó velocidad a la pelota. Pero en una lectura meramente táctica, la llegada de Mbappé 'obligó' a Ancelotti a desentenderse de su «sistema favorito» para regresar al 4-3-3 e intentar que el francés y 'Vini' casaran en ataque… aún sabiendo que el hecho de perder a un centrocampista como el alemán desequilibraba al equipo. Lo intentó con una especie de 4-2-3-1, en el que Mbappé abandonaba su amada banda izquierda para ejercer de delantero centro (donde golea pero no luce feliz). Y el resultado, a estas alturas del curso, no ha satisfecho a casi ningún merengue: el bloque se parte, hay demasiadas 'piezas sueltas' arriba, la zaga está desprotegida, poco dominio del balón y las victorias llegan casi por inercia, es decir, porque los que atacan son extremadamente buenos. 

El italiano es consciente de las exigencias del puesto y, básicamente, de dónde está. Pero esa 'exigencia' de poner a los mejores trastoca su pizarra. Y ante el Athletic, quizás pensando en la Copa (y equilibrar fuerzas con el Barça en el centro del campo, donde se han roto los dos partidos del curso ante los azulgrana), recurrió al sistema del año pasado: Tchouaméni, Ceballos y Modric más Bellingham guardaban las espaldas de Vinícius y Rodrygo. Tuvo más control, pero el 0-0 le empujó a arriesgar. Quitó a Ceballos y metió a Endrick, y volviendo a ese 4-3-3 en el que el Athletic al fin se asomó a la portería de Courtois… aunque el Madrid creó más ocasiones y terminó embotellando a los de Valverde. 

El dilema está servido. El italiano peleará con su almohada hasta el sábado. En sus sueños todavía aparece ese genial 4-4-2 con el que triunfó en el Milan, con Pirlo, Seedorf y Gattuso apoyados por Kaká en la mediapunta, una línea que conquistó Europa en 2003. Ha pasado mucho tiempo y el fútbol ha evolucionado, pero el de Reggiolo, a pesar de lucir camaleónico y capaz de amoldarse a las circunstancias, tiene sus favoritismos. «En la Juventus, con Zidane, aprendí que es mejor adaptarse a los jugadores. Cuando empecé a entrenar tenía una idea clara y no me adaptaba. En el Parma, Baggio quería jugar de mediapunta y no cambié el sistema. Se fue a otro equipo. Y me equivoqué. Así, empecé a adaptarme y me sigo adaptando», comentó en una ocasión.