Los diseñadores Elie Saab y Yuima Nakazato sorprendieron este miércoles en la pasarela de Alta Costura de París al presentar diseños para hombre, un sector poco inspeccionado por este sector de la industria.

Con el crecimiento exponencial de ventas que están teniendo las líneas masculinas, la Alta Costura parece querer sumarse a esta demanda del mercado que puede convertirse en un nuevo eje de negocio para las marcas.

En esta especializada y exclusiva rama de la moda, donde la clientela supone tan solo unas 4.000 personas en todo el mundo, la búsqueda de nuevos horizontes no es anecdótica, y podría ser el inicio de un nuevo romance para la industria.

Una colección de reminiscencias indias, cargadas de bordados y vestidos que retoman los códigos del tradicional sari fue la propuesta del libanés Elie Saab, que incluyó un puñado de estilismos para hombre.

Chaquetas a media pierna con bordados de pedrería que reproducen los dibujos de "paisley", blusas de seda donde la lazada del cuello se convierte en la corbata y mocasines de brillantes, fueron los conjuntos clave para hombre.

Un cálido crudo coloreó los estilismos, también en la línea de mujer con medio centenar de vestidos de transparencias, encajes, plumas y lentejuelas.

La silueta, ajustada en la cintura, con corsés y faldas abombadas retomó los códigos de princesa de la marca, que conquista en la alfombra roja, con excepción de algunas formas mucho más ajustadas, como vestidos malla que hacen el efecto de una segunda piel.

El sari indio se convierte en un drapeado o una tela que envuelve el cuerpo femenino, en cortes asimétricos y dejando el hombro al aire.

En esta colección primavera-verano, presentada en el marco de la Semana de la Moda Alta Costura de la capital francesa, destacaron además los bordados florales y la introducción de colores como el verde agua, el verde pistacho y toques de rosa.

El desfile, que tuvo lugar en el Carreau du Temple del Marais, un antiguo cubierto del centro de París, recibió a celebridades como la modelo española Nieves Álvarez.

Curiosamente, el desfile del diseñador japonés Yuima Nakazato también puso el drapeado por bandera en su pasarela, donde lanzó un mensaje político contra la contaminación producida por la industria y en concreto de su repercusión en África, donde hay espacios naturales contaminados y cementerios de basura de la ropa que llega en masa de los países desarrollados.

Modelos hombres y mujeres vistieron de forma indiferente un estilismo un tanto deconstruido con infinidad de asimetrías con un "look" que se repetía: pantalón de sastrería negra y telas de seda y organza estampadas haciendo de tops o velos, como una especie de sacos ajustados con nudos envolviendo el cuerpo.

En los bajos del Palais de Tokyo, donde tuvo lugar el desfile, una iluminación tenue iluminaba los conjuntos, donde pese a las notas de color -como un mensaje de esperanza, la luz al final del túnel- el negro fue el absoluto protagonista de esta colección.