Es uno de los lugares más significativos de la capital, por ser uno de los puntos de referencia de la diversión en las Ferias y Fiestas o del día a día con sus praderas y los distintos juegos infantiles que pueblan este emblemático parque de La Concordia.
El paseo de La Concordia es para muchos un agradable oasis en el que los niños juegan, los adolescentes y las personas de mediana edad pasean y los mayores juegan a la petanca. Este área verde cumplirá el próximo 13 de junio 171 años desde su inauguración. Por tanto, ha sido testigo de momentos históricos y sociales trascendentales para la ciudad de Guadalajara.
Al remontarse en el tiempo, se descubre que, hasta el siglo XVI, Guadalajara estaba protegida por su muralla. Hasta entonces, el Concejo no concederá la primera licencia de construcción más allá de las Puertas del Mercado y Bejanque, entre los arrabales de Santa Ana y Santa Catalina, dando origen a la carrera de San Francisco.
El espacio que hoy ocupa la Concordia recibirá la referencia de Eras Grandes o Plaza de las Eras. Aunque se utiliza este espacio para recrear un bosque mágico con motivo de la boda de Felipe II con Isabel de Valois en Guadalajara, y también será escenario, en 1746, del primer desfile público programado por el Concejo fuera de las murallas para el Alzamiento del Pendón Real para la aclamación del rey Fernando VI; aunque la llegada de la Academia General de Ingenieros a la ciudad, en 1833, será determinante para la creación del paseo.
En 1848, los responsables municipales del momento deciden realizar una serie de actuaciones en la ciudad. Entre ellas, el ajardinamiento de las Eras Grandes a través del Proyecto General de Mejoras encargado por el Jefe Político de la provincia, representada en la figura de gobernador, que era José María Jáudenes. De hecho, él dará el nombre al paseo de la Concordia.
El 13 de junio de 1854 se inaugura el paseo de la Concordia. En ese momento, la población de la ciudad ascendía a 8.000 personas y la superficie de la urbe era de 50 hectáreas.
La Concordia tenía una extensión de tres hectáreas, había sido la destinataria de un presupuesto de 30.000 reales a los que hubo que añadir otros 13.500 reales más para mobiliario y construir un estanque de riego.
Desde su inauguración, La Concordia ha sido testigo de acontecimientos de la ciudad, sobre todo lúdicos.
Ha sido escenario de conciertos de música, motivo por el que se construyó en 1864 un tablado de madera y ya en 1916 el kiosco de la música para la Banda Provincial que aún hoy existe.
Las Ferias y Fiestas también estuvieron ubicadas en este emplazamiento. Desde 1877, solo para pruebas deportivas, y ya entre 1929 y 1977 con todas las atracciones y algunos puestos. De hecho, su remodelación en 1978 propició el traslado de la Feria a Adoratrices.
A todo ello se suman los desfiles y conciertos de carácter militar o político que han tenido lugar en las distintas épocas, así como celebraciones religiosas entre la que hay que destacar el acto de coronación canónica de la Virgen de la Antigua como patrona de la ciudad que tuvo lugar el 28 de septiembre de 1930.
En su historia, ha tenido tres nombres: La Concordia, paseo de la Unión Soviética (1937- 1939) y parque José Calvo Sotelo (1939-1978), recuperando el originario con la Democracia.