La magistrada de la Audiencia Provincial de Guadalajara, Victoria Hernández, recibió este jueves, a título póstumo, la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, en un acto solemne y togado en el que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, Vicente Rouco, fue el encargado de entregar a la familia el distinguido reconocimiento.
Un acto emotivo y cercano, que se celebró en el Centro San José de Guadalajara, y que contó también con la asistencia de las antiguas presidentas de la Audiencia, Concepción Espejel e Isabel Serrano, así como magistrados, fiscales, familiares y amigos de la homenajeada.
Para el esposo de la homenajeada, Santiago Alonso, ha sido un día "complicado" por la mezcla de sentimientos y emociones que conllevan este tipo de acto, pero también mostró su satisfacción por el homenaje. "Estamos agradecidos a toda la profesión de la judicatura", manifestó.
Por su parte, para el presidente del TSJC-LM se trata de un "acto de justicia y reconocimiento a una servidora infatigable" como fue María Victoria Hernández, destacando su "fantástica labor" al servicio de la justicia y de los ciudadanos de Guadalajara. "Jurisdicionalmente, impecable" y un ejemplo de "valor, valentía y dedicación", remarcó.
Según dijo, él mismo fue testigo de su decisión de seguir trabajando cuando le sobrevino la enfermedad que acabaría después con su vida, recordando que no quiso darse de baja sino que prefirió seguir trabajando sirviendo a la justicia.
Un reconocimiento que si bien llega varios años después de su fallecimiento (julio de 2020, en plena pandemia) por cuestiones de tipo institucional, el propio presidente del TSJC-LM se encargó de remarcar que no quería irse de la presidencia del Tribunal sin realizar este homenaje a una compañera "muy querida".