Las incógnitas del precio del dinero

Carlos Cuesta (SPC)
-

Todo hace pensar que en la reunión que el BCE celebrará el 18 de julio no se tocarán los tipos y habrá que esperar hasta septiembre para un nuevo recorte, que podría ser de al menos un cuarto de punto

Christine Lagarde mantiene la máxima cautela sobre las decisiones que la entidad que preside adoptará en los meses de verano - Foto: EFE

El Banco Central Europeo (BCE) deshojará el próximo 18 de julio la margarita sobre si ejecutará nuevas rebajas del precio del dinero después de su primer recorte de tipos que ordenó el pasado junio. 

Con el tipo de interés en la UE, actualmente, en el 4,25% y unos datos de inflación peores de lo esperado al cierre del sexto mes, todo hace indicar que una nueva rebaja en la próxima reunión se hace muy complicada, a pesar de las fuertes presiones que está recibiendo el equipo de Christine Lagarde de países como Alemania, Francia, Italia e, incluso, España, que ven que para mejorar la marcha de su economía hace falta poner más liquidez en el mercado, así como la necesidad de aliviar el coste de las hipotecarias con un euríbor que cerró junio en el 3,65%. 

En este contexto, los expertos financieros sostienen que, pese al contexto económico actual del conjunto de la eurozona, el BCE mantiene la puerta abierta a un nuevo ajuste de un cuarto de punto para septiembre si los datos de mejoría de inflación lo permiten. 

La incertidumbre es máxima y no hay dudas de que el Consejo de Gobierno del guardián del euro está comprometido a dejar que sea la cruda realidad que marquen los indicadores macroeconómicos de forma objetiva quienes determinen la decisión final a adoptar. 

Lagarde ha declarado recientemente que aún es pronto para adelantar una postura rotunda sobre si se producirán nuevos ajustes en el precio del dinero en el corto plazo, «necesitamos más datos, entre ellos, la evolución de los salarios, los márgenes, los costes laborales, y la productividad», explicó. 

De hecho, la presidenta del BCE apuntó en esta declaración a indicadores que se conocerán el próximo mes. En concreto, el 14 de agosto se publicará el balance de productividad de los países de la UE, el día 22 la evolución sobre las negociaciones salariales y, unas jornadas antes de la cita del 12 de septiembre saldrán a la luz los costes laborales unitarios y los márgenes empresariales.

En esta misma línea, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, también coincidió al manifestar que desde el supervisor financiero comunitario están muy pendientes de los datos de salarios, productividad y beneficios empresariales en su política monetaria a la hora de hacer nuevos movimientos a la baja.

Por su parte, los analistas financieros sostienen que el Banco Central Europeo no volverá a bajar los tipos de interés si se ve forzado a revisar nuevamente al alza sus proyecciones de inflación. Un problema que la institución no puede controlar y debido a la situación geopolítica en Oriente Próximo y Ucrania e, incluso, al escenario político que se ponga en marcha en la Unión Europea después de las elecciones del pasado junio o lo que se aventure que pueda ocurrir en los comicios de EEUU.

Por el momento, todas las opciones económicas están sobre la mesa, incluida la posibilidad de no modificar el precio del dinero durante varias reuniones consecutivas, tal y como explicó la presidenta del BCE tras el ajuste que se ejecutó en la reunión del 4 de junio. 

Proyecciones de futuro

Según la estimación de los economistas de futuros sobre los tipos de interés, existe una probabilidad del 70% de que se recorten las tasas en septiembre, lo que refleja que los inversores son bastante optimistas. Sin embargo, este sentimiento se ha reducido desde el casi 100% que manejaban en las últimas semanas. Por su parte, los expertos en política monetaria se inclinan ahora por una probabilidad del 50%. 

En cualquier caso, lo cierto es que los banqueros centrales han reforzado los mensajes de cautela ante las dudas, tal y como recordó el vicepresidente del BCE que, en relación a los tipos de interés, señaló: «cuando estás en una habitación oscura, uno se tiene que mover muy despacio y con mucho cuidado» para no tropezar.