A los candidatos no les llega la camisa al cuerpo, y la mayoría de los ciudadanos están en un "ay", ante la incógnita de que no hay nada seguro sobre lo que pueda salir de las urnas el próximo domingo. Si un futuro que dé alas al independentismo o un futuro incuestionablemente español.
Se comprenden los nervios, la inquietud e incluso la angustia en muchos casos. No es lo mismo un gobierno de Illa que uno de Puigdemont, y de momento, según lo que indican los sondeos el último día que pueden publicarse, la situación está en tablas, Imposible apostar con la seguridad de acertar. Lo único que se da por hecho es que Salvador Illa tiene todas las papeletas para ganar, pero los partidos independentistas podrían contar con más escaños en el parlamento y llegar a acuerdos de un gobierno de Junts y ERC con, previsiblemente Puigdemont de presidente, si se cumplen los pronósticos de que Junts tendría un resultado muy superior al de Aragonés con las siglas de ERC.
Sin embargo no es seguro que Puigdemont pueda contar con el apoyo de ERC, ni tampoco se sabe cómo respira el partido que se ha metido en estas elecciones sin que nadie lo hubiera previsto, Aliança Catalana. De extrema derecha independentista, liderado por la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols, que se ha hecho un nombre desde que llegó a la alcaldía hace un año con una posición abiertamente anti inmigratoria, islamofóbica… pero independentista. Se ha convertido en una figura carismática que podría lograr representación parlamentaria, con la novedad de que ha roto todas las reglas no escritas de que el independentismo está absolutamente alejado de la derecha extrema. Aliança abraza causas que en España son patrimonio de Vox … partido que detesta profundamente el independentismo. Aunque Vox tiene su público en Cataluña, en las pasadas elecciones autonómicos logró un resultado bastante mejor que el PP, que hoy sin embargo ha recuperado espacio y puede triplicar o multiplicar por cuatro sus escaños.
La consigna en el socialismo es todos quietos, parados, hasta que se celebren las elecciones europeas dentro de un mes. Lo que no hizo Feijóo, y debió haber hecho, en cuanto Sánchez convocó elecciones generales tras el fiasco socialista en las autonómicas municipales: advertir a sus candidatos regionales que no se les ocurriera descolgar el teléfono de Vox hasta el 23 de julio. S lo hubiera hecho, a lo mejor tendríamos ahora a Feijóo en el gobierno, porque a Sánchez no le habría servido la estrategia de presentar al PP como partido que gobernaría con Vox y abrazaría sus causas.
Los que ahora se baten el cobre en Cataluña han aprendido de los errores de otros. Hasta después de las europeas no sabremos quién gobernará en Cataluña. Si los independentistas, los constitucionalistas o los capaces de cualquier fórmula con tal de gobernar. Y mientras tanto los catalanes, y España entera, estarán en un "ay".