El Leganés logró su segundo triunfo del curso al imponerse en su feudo al Celta de Vigo (3-0) en un enfrentamiento en el que el anfitrión supo aprovechar los fallos de concentración atrás del oponente, descompuesto en la última media hora.
En la búsqueda de soluciones para hacer tantos, Borja Jiménez apostó por dar entrada a dos delanteros como Sèbastien Haller y Diego García. Aún así el cuadro local demostró, una vez más, por qué era el conjunto menos goleador de la categoría. Sin un jugador capaz de aprovechar desde la segunda línea los esféricos que ganaban por alto los dos referentes ofensivos, y muy limitado el equipo para generar acciones por banda que acabasen en centros al área; los blanquiazules se mostraron de nuevo inofensivos.
De hecho, una de las pocas veces que lograron corregir ambos defectos un buen servicio desde la derecha de Dani Raba, despejado por la zaga, a punto estuvo de aprovecharlo Seydouba Cissé, mediante un golpeo desde la frontal que impactó en un contrario.
Poco más ofreció el 'Lega' en la primera parte frente a un contrario formal atrás y polifacético arriba; capaz de generar a través de la velocidad de Jonathan Bamba, de los buenos movimientos de Iago Aspas y Hugo Sotelo, de las asistencias laterales de Óscar Mingueza o de los tiros lejanos de Ilaix Moriba.
Muestras hubo a cuentagotas de todos esos recursos, si bien la oportunidad más clara llegó por medio de un fallo en la salida del portero Marko Dmitrovic, que dejó la pelota en los pies de Bamba. Se acabó escorando el marfileño y, cuando quiso resolver, ya no encontró la manera de hacerlo con éxito.
Del descanso volvió el bando visitante más afinado y tuvo dos tiros desde la medialuna que a punto estuvieron de valerle para ponerse por delante, más el de Hugo Sotelo que el de Bamba, pues pasó rozando el palo ante la mirada de un Dmitrovic que solo pudo hacer la 'estatua'.
Todo parecía más inclinado hacia el equipo de Jonathan Giráldez, pero entonces comenzaron a florecer errores defensivos que cambiaron el sino del choque y tiraron por tierra todo el trabajo realizado hasta el momento y cualquier plan futuro para recoger los tres puntos.
El primero lo cometió Marcos Alonso, que perdió un esférico en el centro del campo y habilitó un contraataque bien trazado por Miguel de la Fuente, Dani Raba y Diego García. Este último fue quien le puso la guinda a un gol fabricado íntegramente por tres de los héroes del ascenso.
Aún estaba reponiéndose el Celta del tanto encajado cuando otra pérdida, esta de Javier Manquillo, permitió a Miguel de la Fuente plantarse en las inmediaciones del área en buena posición. Le siguió en su carrera Darko Brasanac, quien dio lustre a la asistencia recibida con un buen movimiento y definió de tiro raso.
No acabó ahí el desconcierto vigués, pues noqueado el plantel y con todo ya cuesta arriba Sergio González cabeceó solo y a placer un centro al corazón del área tras la segunda jugada derivada de un saque de esquina. Las caras de circunstancias de los integrantes de la zaga rival fueron el fiel reflejo de 'palo' que supuso encajar tres goles en apenas 24 minutos, la tercera parte de todos los que ha hecho el Leganés este curso.
De ahí al final el protagonismo recayó en los aficionados de Leganés, quienes pudieron celebrar de nuevo una victoria, algo que solo había sucedido una vez esta campaña y encima a finales del mes de agosto. Tres puntos balsámicos que dan una más que ansiada tranquilidad.