Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Entre Illa y Sánchez han matado a Puigdemont ¿no?

04/08/2024

La investidura de Salvador Illa como molt honorable president de la Generalitat de Catalunya me parece, la verdad, una buena noticia. Compárelo usted con otros molt honorables, como Artur Mas, Quim Torra o Puigdemont, cuya muerte política -escarceos aparte-también creo, quizá me precipito un poco, que hay que celebrar. Porque pienso que entre Illa y, sobre todo, Pedro Sánchez, han acabado con Puigdemont, entre o no entre en España, le detengan o le retengan o no*Bueno, hay que reconocer que también Puigdemont ha contribuido lo suyo a cavar su propia tumba. Sánchez los ha enterrado a todos. Otra cosa es, desde luego, que haya entregado demasiadas cosas a cambio de situar a Illa. Tal vez haya entregado su propio futuro político, aunque eso no entre -aún-- en sus cálculos.
Los periodistas, me lo han dicho generaciones enteras de políticos, situamos los tiempos en fases diferentes a lo conveniente para los intereses de estos políticos y, a veces, en planos distintos a la realidad: queremos que todo ocurra inmediatamente, que los problemas se resuelvan sobre la marcha, sin dejar, como hacía Rajoy, que se pudran. Para Sánchez, aseguran viajeros a La Moncloa, el 'timing' político se acaba ahora, con la plena entrada en vigor de la 'agostidad', que es algo que todos sus antecesores, y antes el propio Franco, aprovechaban: en agosto, las gentes distraen su atención hacia el ocio y se acaban muchas crispaciones, así que es buena época para las maniobras orquestales en la oscuridad. Después*ya llegará septiembre, con todos más relajados.
No diría yo que Sánchez haya acabado el curso triunfante, porque ha tensado demasiadas cuerdas, se ha saltado demasiadas barreras, ha actuado demasiado como él mismo, es decir, sin transparencia y heterodoxamente. Pero, al final, ¿qué? Pues eso: Illa investido, el juez Peinado querellado, Puigdemont acabado y la oposición sin haber sabido reaccionar contundentemente a la cantidad de tropelías legales y contra el sentido común que han sido necesarias para conseguir, al final, lo que se considera un buen resultado.
Luego ya veremos si los términos del pacto con Esquerra se cumplen -que yo creo que no podrán cumplirse--, si Peinado se ve apartado del 'caso Begoña Gómez' -que posiblemente sí--, si los 'barones' autonómicos socialistas olvidan mañana, bien regados sus territorios por los arcas públicas, sus enfados de hoy. Y, sobre todo, ya veremos luego, o sea en septiembre, qué se hace con Puigdemont y sus siete escaños en el Congreso, que dan mayoría en las votaciones a los planes de Sánchez. Porque aún está por ver lo que ocurra con los dos partidos independentistas catalanes más importantes. Y eso, haber desarbolado el poder independentista, sí es una medalla que, aun tapándonos la nariz, tenemos que otorgar a Sánchez.
Ahora, y esto es lo crucial, hay que investir a Illa en una semana, la próxima, que no estará exenta de tensiones, pero ¿cuándo hemos estado exentos de tensiones? Ello convierte al socialista Illa en el principal de los 'barones' autonómicos, porque Cataluña sigue siendo la Comunidad que decide quién gana las elecciones generales, entre otras muchas cosas. Pienso que Illa, que es hombre prudente con el que muchos han sido miopes o claramente injustos, podrá sobreponerse a todas las trampas para osos que le tiendan, incluyendo cualquier exigencia de vasallaje que traten de imponerle desde La Moncloa.
Pero claro, todo eso será en septiembre, parodiando a aquel lord inglés al que anunciaron un viernes que se estaba quemando su fábrica: "Qué disgusto me voy a llevar el lunes", dijo el flemático caballero. Pues eso: que quizá en septiembre lleguen los disgustos, que algunos llegarán. Pero, de momento, la 'agostidad' todo lo amortigua. Y claro, Illa for president y Puigdemont, que todavía incordiará un rato, for ex president, lo cual, ya digo, es morir un poco. Y Sánchez, a Doñana o/y a La Mareta. Un año más, y van*