La crecida histórica que vive el Henares y sus afluentes desde hace quince días como consecuencia de las abundantes precipitaciones y la necesidad de evacuar agua de los embalses de cabecera tras haber alcanzado unos niveles máximos, ha venido a constatar el papel fundamental que desempeña la mota del río en la ciudad de Guadalajara. En sus 21 años de existencia, esta gran infraestructura de contención fluvial jamás se había enfrentado a un desbordamiento de caudal tan alto de nivel ni tan prolongado en el tiempo como el que se lleva registrando en las últimas semanas. Así las cosas, son muchos los ciudadanos que, durante estos días, han podido comprobar la función trascendental en cuanto a protección y seguridad que este talud de 3.600 metros de longitud aporta a los tres barrios contiguos a la ribera: La Chopera, Río Henares y Los Manantiales.
Precisamente, fue otra inusitada crecida del Henares, acontecida en diciembre del año 1997, lo que propició la construcción de este dique, tal y como confirma el entonces alcalde capitalino, José María Bris. «Llovía con gran intensidad y el agua comenzó a rebasar el cauce del río a su paso por Guadalajara porque también tuvieron que desembalsar las presas de Beleña, de Alcorlo y de Pálmaces de Jadraque. Con el jefe de la Policía Local, Julio Establés, y con el concejal de Seguridad, Eugenio del Castillo, nos pasamos toda la noche de puente a puente vigilando los niveles del agua», cuenta. «Llegó un momento de peligro porque el desbordamiento del río alcanzó los garajes de algunas casas de la zona de La Chopera y una parte de Los Manantiales e incluso tuvieron que intervenir los bomberos para achicar agua», continúa.
Aunque, por suerte, no hubo que lamentar daños personales, tan sólo materiales, aquel episodio «desagradable y angustioso» impulsó al exregidor a mover ficha. «Me dije que aquello no podía volver a pasar y, al día siguiente, llamé a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT)». Según relata Bris, el entonces presidente de la CHT, José Antonio Llanos, confirmó la prioridad de atajar el problema y, tras los consiguiente informes técnicos, se acordó levantar lo que denominaron como «mota». «Hicieron un proyecto basándose en estudios que había en la Biblioteca Nacional y en el Centro de Investigaciones sobre los niveles más altos que había alcanzado el río Henares en los últimos 500 años para darle al talud la altura necesaria para que el agua no lo sobrepasara», detalla.
Vista de la actual crecida del río Henares a su paso por el barrio de La Chopera e imágenes de archivo de las obras de construcción de esta infraestructura y el acto de su inauguración en abril de 2003. - Foto: Javier Pozo / J.M. Bris / ArchivoCaracterísticas
En concreto, los trabajos de construcción de la mota del Henares dieron comienzo en 2001 y culminaron el 23 de abril de 2003, día en que tuvo lugar el acto de inauguración. En sus 3,6 kilómetros de longitud se diferencian tres partes. La primera, que discurre aguas abajo del puente de la calle Julián Besteiro atravesando la zona de Los Manantiales, cuenta con 956 metros de distancia y una anchura media de c inco metros. El segundo trayecto, el de mayor longitud con 1.429 metros, discurre entre los puentes de Julián Besteiro y árabe y también mide una anchura media de cinco metros. La tercera franja, desde el puente árabe en dirección Ronda Norte, tiene un largo de 1.244 metros y una anchura media de 3,5 metros. La altura del dique varía, en función del tramo, entre los tres y cinco metros y dispone de siete compuertas en diferentes puntos del recorrido. La envergadura de esta actuación conllevó hacer frente al desbroce de 113.720 metros cuadrados de terreno y se necesitaron un total de 176.400 metros cúbicos de arena, es decir, cerca de 10.000 camionadas. «Desde luego, fue una obra faraónica», describe José María Bris. Además, para su posterior renaturalización se plantaron 11.599 unidades de arbustos y 517 de otras especies arbóreas, aparte de 83.985 metros cuadrados de hidrosiembra. En cuanto al presupuesto, supuso una inversión de 2,7 millones de euros, que fueron sufragados por la CHT y con fondos europeos.
El actual concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Guadalajara, José Luis Alguacil, avala que, efectivamente, durante estos días de insólita crecida del río Henares, «se ha visto que la mota es una infraestructura muy necesaria y que si no hubiera estado habría habido problemas de inundaciones en la zona». Así también lo valora el presidente de la Asociación de Vecinos Río Henares, Luis Barra, quien vivió en primera persona la riada del año 1997, cuando ya estaban construidos la mayoría de los chalés que configuran este barrio. «El río se desbordó y el agua llegó hasta la puerta de nuestras casas, llegó a venir la policía a decirnos que si teníamos algún familiar en el centro de la ciudda que nos subiéramos allí a dormir porque quedarnos era bastante peligroso», recuerda.
Vista de la actual crecida del río Henares a su paso por el barrio de La Chopera e imágenes de archivo de las obras de construcción de esta infraestructura y el acto de su inauguración en abril de 2003. - Foto: Javier Pozo / J.M. Bris / Archivo«Tranquilidad»
Por ello, Luis Barra confirma que la mota «nos ha dado una grandísima tranquilidad». «Ahora mismo, tal y como baja el río, sin ese talud habríamos tenido una situación muy complicada». Del mismo modo, Carlos García, presidente de la Asociación de Vecinos La Isabela de Los Manantiales, agradece que en su día se acordase construir este extenso espigón fluvial. «Ha sido una obra fundamental para la protección del barrio. Con esta crecida que está teniendo el río, seguro que el agua habría llegado al colegio Isidro Almazán y a algunas casas».
No obstante, Carlos García atestigua que bastantes vecinos de este popular barrio de la capital «sintieron miedo» cuando el pasado día 9 recibieron en sus móviles el mensaje del sistema Es-Alert, de la Red de Alerta Nacional (RAN), mediante el que se les avisaba de que el Plan Especial de Protección Civil ante el Riesgo de Inundaciones en Castilla-La Mancha (Prican) entraba en Fase de Emergencia y que debían extremar las precauciones. «Hay gente que estaba muy alarmada, pero es comprensible después de lo que pasó hace cinco meses con la Dana en Valencia», justifica.
En cualquier caso, José María Bris aclara que, hoy en día, las actuales normas urbanísticas impedirían levantar los unifa miliares y el resto de construcciones que están más próximas al río Henares. «Se encuentran en una zona indudable y no se deberían haber construido, pero en aquella época, estamos hablando de hace más de 30 años, no había tantos elementos técnicos para poder calcular lo que podía pasar». Por este motivo, según explica Bris, el posterior Plan de Ordenación Municipal (POM), aprobado en 1998, contempló que todas las superficies que pudieran ser inundables, como son las fincas ubicadas pasado el puente árabe y que se anegaron con la actual crecida del río, serían catalogadas como suelo rústico en el que no estaría permitido urbanizar. «Como no lo hicimos urbanizable, hubo algunos propietarios de las fincas que no les gustó, incluso que lo llevaron a juicio, pero lo perdieron. Ahora se ha visto que se hizo lo correcto», afirma.
Por otro lado, el exalcalde popular subraya la importancia que la mota ha tenido a la hora de integrar el Henares en la ciudad. «Antes, los guadalajareños vivían de espaldas al río y desde que está la mota se ve a mucha gente paseando, a corriendo, con bicis... Se ha convertido en una zona de ocio y esparcimiento muy importante, cosa que me alegra», comenta.
Parque fluvial
En lo que respecta al parque fluvial, que ha sido casi completamente tapado por el agua, José Luis Alguacil recuerda que desde su construcción, hace ya 16 años, ya se han producido varias crecidas del río y «no ha habido ningún problema» en lo que a su deterioro se refiere. «Es una obra que se diseñó ya sabiendo que podían pasar estas situaciones y, por eso, todos los materiales con los que se hizo están pensados para aguantar este tipo de riadas», indica. «Cuando baje el agua, será solo cuestión de limpieza, se quitará el barro y se quedará como nuevo»,.
En cuanto al desbroce del cauce del río, Alguacil recuerda que el actual desbordamiento ha ocurrido, desafortundamente, justo antes de que el Ayuntamiento se dispusiera a limpiarlo tras conseguir los pertinentes permisos de la CHT y adjudicar la licitación de los trabajos. «En un par de semanas, que creemos que bajará un poco el nivel, se trabajará en ello porque hace mucha falta», estima. «Desde el equipo de Gobierno ya dijimos que la idea es destinar todos los años una partida fija para la limpieza del río. Ya hemos pedido una prórroga a la CHT para que nos permita también hacer lo del año que viene», concluye el concejal.