Los teléfonos móviles son herramientas muy útiles, siempre y cuando se haga un uso correcto de ellas. También son, en muchas ocasiones, un arma de doble filo, especialmente para muchos adolescentes, que encuentran en estos dispositivos una forma de ocio que termina por convertirse en dependencia. Están constantemente pegados a la pantalla, esperando para ver si alguien responde a sus mensajes o directamente para contabilizar cuántas reacciones ha suscitado la última imagen que ha publicado en sus redes sociales, entre otras situaciones. Esa tendencia a utilizar constantemente el teléfono es lo que se intenta atajar desde centros de Educación de Secundaria como el IES San José de Cuenca.
Este instituto castellanomanchego puso en marcha hace dos años un protocolo para «atajar al máximo la dependencia del móvil en los alumnos», tal y como explica el director, Pablo Pérez, porque «entorpece muchos aspectos educativos». El claustro de profesores constató que «el tema se nos iba de las manos porque los estudiantes ocultaban el móvil bajo las chaquetas durante el recreo para utilizarlo e incluso se alejaban lo máximo posible para que no les viéramos». La situación se agudizó cuando «ves que te piden ir al baño para poder revisar sus dispositivos». Pablo asegura que «no podían aguantar seis horas sin consultarlo» y existe una «dependencia que hace incluso que algunos alumnos vengan prácticamente sin dormir de casa porque han estado toda la noche chateando».
El problema es aún mayor cuando se maneja «para medidas contrarias a las normas de convivencia, como grabarse unos a otros para luego hacer bromas o directamente grabar clases, que es algo que está totalmente prohibido».
Ante esta situación, el Consejo Escolar acordó tomar cartas en el asunto. La primera medida fue «prohibir terminantemente el uso del teléfono móvil en todo el recinto del centro». La única excepción es que el profesor solicite a los alumnos que saquen sus dispositivos para hacer una actividad complementaria de la que se requiere de los mismos. La utilización, en estos casos, es «beneficiosa» por las ventajas que ofrecen las nuevas herramientas digitales. En cuanto termina el ejercicio didáctico, «vuelven a guardarse los teléfonos en los bolsillos, que tienen que estar siempre en silencio». Otra de las excepciones es que un estudiante, por causas justificadas como tener que llamar a sus padres o familiares, puede hacer una llamada, «siempre y cuando antes haya sido comunicado a un profesor esa necesidad y este haya aprobado hacerlo».
expulsión. El alumno que use el teléfono en el IES San José por iniciativa propia y sin autorización «es expulsado automáticamente del centro por un día». Por lo tanto, ese estudiante no puede acudir al día siguiente a clase y es importante que «los padres en casa también reprendan y hagan una labor pedagógica», al igual que se hace en este instituto con distintas charlas y sesiones de tutorías.
Desde que este centro educativo pusiera en marcha este protocolo, especialmente enfocado a jóvenes de 10 a 14 años, «hemos percibido un descenso del uso del móvil muy importante». Eso hace que el director esté «muy contento» y agradecido también a la implicación de «todo el profesorado que está haciendo un extraordinario trabajo». Pablo Pérez asegura, además, que «hay alumnos mayores que reprenden y aconsejan a los más pequeños para que no usen el móvil».
Estas medidas, que son aplicables a todo el alumnado, incluyendo los mayores de edad, están siendo un éxito porque fueron aprobadas por el propio claustro, familiares e incluso alumnos. El director del IES San José aconseja a los padres que «retiren el móvil a sus hijos a una cierta hora para evitar el uso excesivo y combatir esa posible dependencia». Incide también en que «tienen que conocer las claves de las redes sociales de sus hijos y revisar las conversaciones y los contenidos que guardan». Algunos familiares están tan involucrados que incluso «no dejan traer el dispositivo a sus hijos al colegio». La restricción del manejo de esta herramienta digital reduce además los índices de bullying en el colegio. Ya que así se impide que se graben unos a otros o luego se hagan burlas a raíz de fotografías o imágenes.
Regulación. El delegado provincial de Educación en Cuenca, Gustavo Martínez, recalca que desde el Gobierno regional «apostamos por la postura de restringir el uso del móvil en las etapas de Educación Infantil y Primaria». No obstante, el delegado subraya que «marcamos la necesidad de una regulación de la utilización del móvil en la que los centros de Secundaria y el profesorado tengan la autonomía necesaria para establecer el uso de estos dispositivos en sus respectivos contextos pedagógicos».