La crítica -
Por Juana Samanes
Cuando la caída del Régimen de Bashar al Asad en Siria está todavía muy reciente (fue el 8 de diciembre de 2024) se estrena este film bastante singular. Y ello se debe a que está inspirado en la historia real de una célula de espías formada por opositores sirios que perseguían, a lo largo de Europa, a dirigentes del régimen de Asad considerados criminales de guerra, en concreto en esta película se narra la caza de el denominado "El químico", por los terribles experimentos que realizaba con los prisioneros.
Primera película de ficción del realizador francés Jonathan Millet, que hasta ahora se había dedicado al formato documental rodando en los lugares más peligrosos de la tierra como Sudán, Pakistán y las zonas más inaccesibles de Sudamérica, África y buena parte de Oriente. Podía haber contado los mismos hechos en ese formato pero, al hacerlo, mediante un thriller de espías ha conseguido más espectadores en su país y donde se ha estrenado.
Lo cierto es que se palpa su experiencia en ese formato porque describe tranquilamente, poco a poco, las investigaciones que lleva al protagonista, un profesor que fue torturado y vive a caballo entre Francia y Alemania, y la célula en la que está integrado para dilucidar si el joven al que investigan es el criminal de guerra al que quieren dar caza. En este film no se habla de geopolítica sino de justicia y venganza.
De ritmo sosegado, nada que ver con los films de espionaje americanos que todos hemos visto, da muy bien la talla de hombre atormentado, perseguido por su cruel pasado, el actor franco tunecino Adam Bessa. Con su mirada oscura transmite perfectamente el alma de un ser atormentado pero al que vemos capaz de todo.
La película, tal como está narrada, transmite un gran desasosiego y hace reflexionar sobre que Europa, que parece alejada físicamente del conflicto de Oriente Medio, realmente está en el foco de ese desencuentro desde el momento que hay refugiados de ambos bandos en nuestras fronteras, luego esos peligrosos ajustes de cuentas que tienen entre ellos tienen lugar en los países europeos que los acogieron.
La película está rodada desde el punto de vista subjetivo, del protagonista, y se ha intentado que sea muy sensorial, en la que son importantes las voces pero también los olores.