Amar a la bestia es el nombre de la novela que resultó ganadora del Premio de Narrativa Camilo José Cela 2020 que otorga la Diputación Provincial de Guadalajara. Su autora es la joven docente y escritora Nohelia Alfonso Saez (La Robla, León. 1986), quien vino personalmente hasta la capital alcarreña para recoger este galardón. En breves días, espera repetir visita para participar en la Feria del Libro de Guadalajara y promocionar esta trepidante historia cuya segunda edición acaba de publicarse.
Hace un mes escaso se publicaba Amar a la bestia, la novela que le hizo valedora del Premio de Narrativa Camilo José Cela 2020. ¿Qué supuso para usted este galardón?
Aparte de una alegría tremenda, es un reconocimiento importante porque significa como decir que voy por el buen camino, que es por aquí por donde debo seguir.
Aunque reside en Asturias, quiso venir a Guadalajara personalmente para recoger el premio. ¿Cómo vivió ese momento?
Con muchísima ilusión. Quise ir personalmente porque merecía la pena hacer el esfuerzo, vivir ese momento y hacerlo más real. Si ya fue algo maravilloso ganar este premio, recogerlo en persona era necesario para terminar de creérmelo y de disfrutarlo.
¿Ya conocía Guadalajara?
No. Aunque fue un viaje relámpago, lo que pude ver de la ciudad me pareció muy bonito y, de hecho, me gustaría volver para ver las cosas con calma. Además, el hecho de haber ganado un premio que lleva el nombre de Camilo José Cela, un escritor tan vinculado a la provincia de Guadalajara, me lleva a querer conocer vuestra tierra en profundidad. Tengo que confesar que Guadalajara no era un destino que en el que yo hubiera pensado viajar, pero a raíz de todo esto me apetece muchísimo.
¿Tiene previsto venir a la Feria del Libro de Guadalajara?
Si se presenta la oportunidad, me encantaría. La editorial me dijo que existía la posibilidad, pero que todavía no estaba nada cerrado. Sé que a la Diputación le gustaría contar conmigo, pero está todo en el aire. Ojalá sea posible.
¿Qué cree que vio el jurado en su novela para elegirla entre nada menos que 115 obras presentadas?
Lo que puedo destacar de esta novela sin saber si es precisamente lo que vio el jurado es que es una obra que abarca muchos temas. Por un lado, está la normalización de los traumas psicológicos y los problemas mentales. Por otro lado, el abuso psicológico, el amor tóxico, el tema de la memoria, de los recuerdos, la manipulación… Es decir, temáticamente hay muchos asuntos a tratar que pueden resultar interesantes. Además, tiene un argumento que es una intriga y que, por lo que me dicen, engancha bastante. Su lectura se hace ligera pero también tiene mucha parte de reflexión y psicología.
Háblenos brevemente del argumento de Amar a la bestia…
La protagonista de la novela, Mica, es una chica de 30 años que ha despertado de un coma tras un accidente y ha estado dos años en una cama de hospital. Cuando despierta, aparte de tener que hacer una rehabilitación física, se da cuenta de que tiene una amnesia terrible, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Pero lo peor de todo es que los que están a su alrededor parece que no quieren que ella descubra según qué cosas, es como si le impidieran el acceso a determinados recuerdos y ella quiere saber porqué le ocultan ciertas cosas. Además, Mica tiene una alucinación recurrente con el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas y ese conejo que se le aparece, en la cultura popular, es como seguir la intuición, es como decir: «aunque todo te parezca una locura, tú sigue tus intuiciones que te pueden guiar por el buen camino». Y ella decide seguir al conejo para descubrir la verdad.
En esta novela las mujeres tienen un peso relevante. ¿Le interesan mucho los personajes femeninos?
Sí, les doy un protagonismo muy grande en mis obras porque creo que hay que colocar a la mujer en el lugar que merece, lo cual no quiere decir convertirla en heroína sino que tiene que haber personajes buenos y malos que sean femeninos. En general, hay un número mayor de personajes masculinos en el mundo de la novela y yo quiero aportar mi grano de arena por igualar las cosas. Me gusta crear personajes femeninos muy fuertes, que consiguen las cosas por sí mismos para reivindicar el feminismo.
Una de sus influencias más importantes es la tradición oral, ¿cierto?
Efectivamente. En mi zona hay una tradición muy grande de filandones, de sentarse alrededor de la lumbre a contar historias y yo lo viví de primera mano gracias a tener unos abuelos muy contadores, tanto los maternos como los paternos, que nos sentaban a mí y a mis primos y nos contaban cuentos e historias de los lobos, de la minería, de la Guerra Civil, etc. Recuerdo aquello como si fuera una ceremonia especial, conseguía transportarme tanto que, al final, yo también quería contar mis propias historias. Aquello me marcó profundísimamente a pesar de que luego me fui nutriendo de lecturas y de otras fuentes escritas.
¿Fue ése uno de los motivos de hacerse escritora?
Por supuesto. Otro fue el hecho de querer contagiar a mi hermano pequeño el entusiasmo que yo sentía por que me contaran y leyeran historias. Él es seis años y medio menor que yo y me dedicaba a leerle todos los cuentos que teníamos por casa y cuando ya no había más, decidí a escribírselos. Todo esto fue desde muy niña. Mi madre conserva cuentecitos míos escritos con nueve años.
¿Cómo está siendo la acogida Amar a la bestia?
En una palabra, alucinante. En redes sociales es tremendo, cada día tengo reseñas, etiquetas, gente recomendando. Se agotó la primera edición y ya entró en imprenta la segunda. Estoy increíblemente feliz porque está gustando mucho, veo mucho interés, las críticas son muy positivas y se está moviendo muy bien.
¿Cómo se definiría como escritora?
Soy hija de la tradición oral y amiga de lo neofantástico. De todas formas, no tengo un género en el que me sienta más a gusto, voy evolucionando. En todo caso, el puntito de oscuridad o de perturbación heredado de la novela gótica que tanto me fascina se deja sentir en lo que escribo.
¿Es una escritora disciplinada?
Al contrario, soy muy indisciplinada. Solamente escribo cuando me lo pide el cuerpo, no me obligo a escribir ni tengo un plan de escritura definido, ni construyo mis novelas de forma ordenada. No podría hacerlo, me volvería loca. Para mí, la literatura es un disfrute, a pesar de que tenga su parte técnica que hay que sufrir, yo intento que sea lo menos posible. Escribo cuando me lo dicta el corazón y cuando siento que tengo ganas de hacerlo. Al final, sin querer, escribo todos los días. No necesito imponerme una rutina, es algo que necesito hacer. Como el músico que disfruta tocando, esto es igual pero escribiendo.
Amar a la bestia es su tercer libro publicado. ¿Habrá un cuarto?
Efectivamente, tengo otros dos libros publicados que también fueron premiados: Alas de Musgo, un libro de relatos que fue Premio Asturias Joven de Narrativa 2018 y, anteriormente, una novela juvenil que ahora mismo está descatalogada y que estoy viendo la posibilidad de reeditarla que se llama El mercado de las almas y que fue Premio Novela Corta Cerso Ateneo Universidad de León 2007. ¿Estoy escribiendo algo nuevo? Bueno, pues siempre se escribe algo nuevo, pero yo nunca escribo con intención de decir «voy a por la siguiente novela». Como he dicho, soy muy indisciplinada para eso, escribo por gusto y si eso se convierte en una novela, genial y si no, será un relato más o una hoja para tirar a la papelera.
Cómo lectora, ¿siente debilidad por algún escritor o género literario?
La novela gótica, lo neofantástico o el nuevo terror me llama mucho la atención, pero tengo fuentes variadas y dispares. Puedo hablar de mi fascinación por Lorca, por Cortázar, por Poe. También hay escritores actuales que también me gustan mucho como Manuel Astur o David Roas. Y los cuentos de Roald Dahl me apasionan. Por ahí van los tiros.