La Vereda, un pueblo museo

Belén Monge Ranz
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Es la estampa viva de la auténtica Arquitectura Negra provincial, cuyas edificaciones y calles conservan la tipología original gracias a la labor que desde hace décadas desarrolla la asociación cultural 'Amigos de la Vereda'

La Vereda, auténtica Arquitectura Negra de Guadalajara - Foto: Javier Pozo

En la Sierra de Ayllón, en pleno corazón de la Arquitectura Negra, escondido casi al final de una dificultosa pista forestal, lejos del mundanal ruido y de la civilización, se encuentra la estampa viva de los pueblos negros de Guadalajara, La Vereda. Hoy pertenece al término de Campillo de Ranas y es propiedad de la Junta de Comunidades. Un enclave singular que, gracias al trabajo de la asociación cultural La Vereda, mantiene la identidad de antaño, con sus casas hechas de pizarra y barro, con vigas de madera de roble con sus ripias, y con sus chimeneas tradicionales, desaparecidas desde hace tiempo en muchos otros pueblos de esta comarca de la sierra.  

Por esta y por otras muchas razones, La Vereda es sin duda el reclamo turístico de muchas productoras cinematográficas, interesadas en filmar en este bello paraje arquitectónico secuencias de algunas de sus historias, pero también de curiosos, ansiosos por conocer lugares que aún conservan su identidad. 

Su estampa es casi de cuento navideño -y qué decir si hablamos del invierno- en el que sus algo más de 60 edificaciones conservan los rasgos arquitectónicos de su historia desde hace décadas. En su día fue una aldea con entidad propia, pero la proyección de un embalse en la zona conllevó la expropiación forzosa de gran parte de su territorio por parte del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) y el abandono de la tierra por parte de sus escasos habitantes. 

La Vereda, auténtica Arquitectura Negra de GuadalajaraLa Vereda, auténtica Arquitectura Negra de Guadalajara - Foto: Javier PozoDesde 1972 pasó a depender del Ayuntamiento de Campillo de Ranas y fue en 1983 cuando este diseminado urbano paso a ser propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, casi en su totalidad. Y decimos casi, porque cuatro edificios (la casa consistorial, la escuela, la casa del secretario y la antigua fragua) son propiedad del ayuntamiento de Campillo aunque esté los cedió en su momento a la asociación cultural La Vereda para su uso.

Si bien el paso del tiempo es implacable, en este lugar no se deja notar ni en su singularidad ni en su atractivo, un enclave donde también las propias calles mantienen la losa de pizarra. Una rehabilitación que no hubiera sido posible sin gente como Pablo, Fausto o Benito, que ponen todo su empeño en evitar que se rompa el hechizo de La Vereda, un pueblo deshabitado pero habitado a la par.

Aquí no llega el corriente ni tampoco el cableado eléctrico pero se surten del apreciado líquido elemento gracias a la conducción que ellos mismos han realizado desde un pequeño y cercano manantial, y si tienen luz es porque cuentan con  baterías y placas solares. 

La Vereda, auténtica Arquitectura Negra de GuadalajaraLa Vereda, auténtica Arquitectura Negra de Guadalajara - Foto: Javier PozoEn este antiguo pueblo un día se paró el tiempo, y  aunque construir está totalmente prohibido, si se ha sometido a una rehabilitar casi integral de los edificios, que afrontan los socios de esta asociación mediante el pago de una cantidad anual. Lo que no pagan es IBI, porque no hay propietarios, ni tampoco basuras o alcantarillado, porque no lo hay. 

Llevan casi 40 años con la concesión administrativa del  Gobierno regional y tienen en marcha un proyecto de autogestión que, claramente,  ha dado sus frutos. Sin embargo, en la actualidad, se podría decir que se encuentran en el limbo, en una situación de alegalidad e incertidumbre ya que la concesión por pastos  venció hace años sin que desde la Junta hayan tomado aún el toro por los cuernos para dar los pasos que hagan falta con el fin de renovar, actualizar o poner en marcha la forma jurídica idónea para que esto siga funcionando. 

Si uno se atreve a recorrer la pista forestal hasta llegar a La Vereda, observará que hoy no es un lugar deshabitado sino que viven de continuo  media docena de personas, entre ellas, algún neorrural hastiado de la ciudad. 

La estampa negra que sobre fondo verde y azul se vislumbra a la llegada a este recóndito paraje, te paraliza.

ARCHIVADO EN: Guadalajara, Ayllón, IBI