Los olivareros auguran una cosecha corta

Beatriz Palancar Ruiz
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La previsión del sector de cara a la próxima recogida de aceituna es que la recolección sea entre un 30 y 50% menor que la de una campaña normal, todo dependerá de la lluvia

En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez. - Foto: Javier Pozo

El temor porque el precio de oliva siga subiendo, como ha ocurrido en el último mes y medio, ha llevado a muchos consumidores a hacer acopio de este producto tan representativo de la cocina española. 

El precio de la botella del aceite de oliva virgen extra ya supera en muchos supermercados los 10 euros por litro; al igual que el coste del litro de aceite de oliva en origen roza los ocho euros, según los datos obtenidos del sistema de información Poolred. Por otro lado, el Observatorio de la Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva (Infaoliva) sitúa la cotización del virgen extra en 8,1 euros por kilo, del virgen en 7,6 euros y del lampante en 7,3 euros.

Ante esta escalada de precios, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado esta semana la fuerte especulación que existe con el precio del aceite de oliva, que se ha incrementado un 15% de media en el último mes y medio en su categoría virgen extra, como se desprende del análisis de los precios de diez cadenas de supermercados, con diferencias de hasta cinco euros entre ellos por la misma cantidad de producto.

En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez.En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez. - Foto: Javier Pozo

«En agosto, tuvimos un boom de ventas en la tienda de APAG y el consumo de septiembre ha disminuido un 15% respecto a otros años. Muchos de nuestros clientes se abastecieron en grandes cantidades y produjo ese pico puntual», informa el presidente de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, Juan José Laso, quien recalca que, ante esta situación de crecimiento de precios, «el agricultor no está contento porque lo que quisiera tener es cosecha, a menor precio, pero saca más dinero. No hay kilos, van a estar muy caros, y eso, en el mercado de consumo, va a disminuir. A pesar de que hemos tenido unas semanas en las que muchos consumidores han hecho acopio, en nuestra tienda se vendía todos los días una burrada, creo que eso es exagerado. Aceite va a haber, más caro, pero va a haber».

Del lado de los productores, el presidente de la Denominación de Origen (DO) de Aceite de La Alcarria, bajo la que se agrupan unos 20 millones de árboles de olivo, destaca que esta situación es una oportunidad para dar valor a su producto: «La subida ha sido espectacular, ha sido rápida, en muy poco tiempo, pero es verdad que el aceite de oliva era un producto que estaba absolutamente devaluado. Creo que deberíamos aprovechar para reivindicar. Si pensamos en otros productos y sus subidas, han superado un 400 y hasta un mil por cien, mientras que el aceite de oliva ha estado casi con el mismo precio que hace 40 años. No está bien vista la subida de precio pero el aceite es un producto de un gran valor», dice Carlos Sierra, que no se atreve a vaticinar lo que ocurrirá en el futuro cercano. «No sé si van a subir más los precios. Va a haber menos, pero no va a faltar. Tampoco creo que sea procedente esta subida imparable». Y es que el presidente de esta DO, sobre las diferencias de precios entre grandes superficies, explica que lo que «ocurre es que algunos supermercados se habían abastecido con aceite del año pasado, con precios mucho más baratos, y pueden venderlo con una media más barata de lo que está ahora el mercado», y recuerda, sin esconder su malestar, que «el aceite ha estado sirviendo como producto reclamo y eso también nos ha perjudicado bastante».

Ante este panorama, los productores saben que algunos consumidores adquirirán menos producto, como ya está ocurriendo, y, en algunos casos, sustituirán el aceite de oliva por otras grasas. 

En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez.En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez. - Foto: Javier Pozo

«Ahora mismo, hay mucho consumidor que desvía parte del consumo. Pero no mucho, la tendencia es una reducción del consumo del de oliva porque las estadísticas de venta del de girasol no han aumentado a raíz de la subida de precios del aceite de oliva», valora el vicepresidente de la DO Aceite de la Alcarria, Esteban Delgado.
Eso sí, desde la APAG, se alude a los valores de este pilar fundamental de la dieta mediterránea: «Comprar aceite de oliva es una inversión en salud. El coste medio va a estar rondando los 11 euros por consumidor al mes. No merece la pena cambiar el aceite. La salud es muy importante y comprar aceite de oliva español es invertir en salud. Si hay que estrechar otros gastos, hay muchos que no son en comida. Somos lo que comemos y es importantísimo comer bien», estima Juan José Laso, quien recuerda que esta escalada de precios «no le viene bien a nadie porque se van a perder clientes potenciales».

Sin embargo, Carlos Sierra reconoce sincero que la sensación de los olivareros «es buena. Con estos precios se puede trabajar. Con los de los años anteriores, era muy difícil sacar rentabilidad».

Campaña

En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez.En las últimas semanas, muchos consumidores han hecho acopio de botellas y garrafas de aceite de oliva ante el temor de que los precios de estos productos continúen subiendo y de que haya escasez. - Foto: Javier Pozo

La fuerte sequía es la causa que explica la merma de aceituna en la próxima campaña.

«La floración en el olivo no es problema, el problema es la cuaja. La sequía influyó porque las lluvias de junio vinieron bien y las temperaturas no fueron muy altas, pero es cierto que en julio y agosto no ha caído ni una gota de agua», relata Carlos Sierra, quien, además, recuerda que los árboles todavía están «sufriendo los efectos de la tormenta Filomena que afectó de manera importante, aunque no muy drástica, porque, entre otras cosas, depurar esas deficiencias que nos produjo suponía un gasto tremendo de trabajo y de tiempo. Los árboles han reaccionado bien, están brotando bien, pero aún notan los efectos. La campaña va a ser mejor que el año pasado, contando que el año pasado fue muy mala». 

Precisamente, las lluvias acaecidas en las últimas semanas, unos 40 litros en la comarca alcarreña, van a hacer posible que la aceituna madure de manera aceptable.

«Estas lluvias vienen muy bien para que el fruto se desarrolle. En estas fechas, es muy importante la humedad porque la aceituna está en la fase de engorde. Es crítico. La aceituna es la que hay, pero si se desarrolla mal, la producción será menor», argumenta Delgado.

En cuanto a la cantidad que se espera recolectar, todos coinciden en que habrá una merma importante. «La próxima campaña creo que va a ser mejor que la anterior pero decir eso no es decir nada porque la campaña anterior fue catastrófica. En nuestra zona, hubo una rebaja del 60 o 70% en comparación con una campaña media de los años anteriores. Este año, creo que nos podríamos acercar a la mitad de una campaña media, con un 30 o 40% de disminución menos, pero mejor que el año pasado», razona el presidente de la DO.

«Antes de las lluvias, hablé con expertos que decían que podía subir algo más, que el precio del kilo de oliva en origen podía llegar a los dos euros. Con estas lluvias, es un mercado que está inestable y vamos a ver cuando se empiecen a ver las olivas la reducción de cosecha que hay. Nosotros la calculamos en más de un 50%. El año pasado, también fue mala y, este año, va a ser peor. De ahí, todos los problemas al que se le une la sequía. El agricultor no tiene las herramientas necesarias para producir. Y se suma a todo la reforma de la PAC que, para el caso de los leñosos, es tremendamente negativa. Estamos en un año que, prácticamente, no hay oliva», reivindica el presidente de la APAG.

Cereal

Los agricultores de la provincia de Guadalajara, una vez recogidos sus campos, hacen balance de la última cosecha de productos de cereal, que también ha estado marcada por la sequía.

«Ha sido la peor cosecha en muchos años. Y en muchos sitios, la peor cosecha de la historia. Pasa igual que con la oliva, no hay cereal. Pero al revés que con la oliva, están los puertos llenos de cereal por lo que viene de otros países. El precio del cereal nacional no sube, está a unos precios ridículos, porque se trae el cereal de otros lugares, producidos con otras condiciones y con otras reglas del juego. Estamos protestando para que las reglas del juego sean las mismas», declara el presidente de la APAG de Guadalajara, Juan José Laso en referencia a los cereales que se importan de lugares como Ucrania o Brasil, y también recordando que la semana pasada, en Córdoba, profesionales del campo se concentraron ante los ministros de Agricultura de la Unión Europea para exigir que los productos que se importen, con los que compiten, cumplan con los mismos requisitos que impone la PAC a los agricultores españoles. 

«Sé que la comida viene de muchos sitios pero creo que la mejor es la nuestra y creo que el sector productivo de Guadalajara y del resto del país hay que mimarlo y cuidarlo porque es lo que tenemos», defiende Laso, quien recuerda, que este verano, «en otros productos, hubo también un momento crítico, con el melón y la sandía, que no había. Hay que cuidar el sector productivo. Si no, se producen desajustes si dejamos de producir».